"Aaaaahhhh… no lo puedo creer…", decía Julio Camargo ni bien se enteraba de la noticia. Su hija Jazmín, de 8 años, que necesitaba una mochila de oxígeno para sobrevivir y su familia no puede pagarla, ayer la consiguió de parte de un donante anónimo. Tanto la nena como los padres estaban agradecidísimos. De esta manera, ahora Jazmín podrá regular su respiración y pelear con más fuerza contra su hipertensión cardíaca pulmonar severa, una enfermedad que no tiene cura.

El caso de Jazmín fue publicado en la edición de ayer de DIARIO DE CUYO. En la nota se daba cuenta de la gravedad de su situación y también se consignaba que su mamá es empleada doméstica y su papá es albañil, así que no tenían manera de pagar la mochila, que cuesta alrededor de 3.000 pesos.

Habiendo leído temprano la nota, un hombre, cuyo único dato que permitió que trascendiera es que es un empresario sanjuanino, se acercó a la Redacción de este diario, sacó la plata de un bolsillo y la entregó para la mochila de la nena. Un amigo suyo la fue a comprar de inmediato, la hizo cargar y hasta consiguió que la empresa La Platense también se comprometiera a colaborar. Un par de horas después, los Camargo ya tenían la mochila y el tubo cargado de oxígeno con ellos.

Los padres no sabían cómo agradecérselo, sobre todo porque no conocen a su benefactor, quien rogó mantener el más estricto anonimato. "Por favor, ponga que le agradecemos tantísimo", decía Celina Paz, mamá de Jazmín, empleada doméstica que lleva bastante tiempo sin trabajar porque tiene que cuidar a su hija. Y la nena reía para la foto, abrazada al aparato que pesa casi lo mismo que ella, mientras su padre hacía lo posible para aguantar el lagrimón.

La familia estaba tan emocionada porque su situación es realmente desesperante. La humilde casa donde viven, en la Villa Seminario, Rivadavia, tiene sólo dos habitaciones con techo de caña. Una hace de cocina, comedor y dormitorio de la pareja y algunos de los 7 niños, y en la otra duerme el resto de los chicos, que tienen desde 2 meses hasta 16 años. El baño, separado del resto solamente por una frazada, no tiene techo, así que chicos y grandes deben hacer sus necesidades a la intemperie.

Si bien la mochila es una ayuda gigante para Jazmín, no implica la solución final a su problema de salud. La nena tiene una edad ósea de 6 años y su enfermedad le provoca una desnutrición de segundo grado. Es muy menudita para su edad y tiene defensas bajísimas. Por eso siempre tiene que ser alimentada con yogur, queso, cereales y varios alimentos especiales, además de recibir medicación permanente que a sus padres les cuesta alrededor de 300 pesos mensuales. También están, por supuesto, los gastos de su educación, ya que cursa el Segundo grado en la escuela Independencia Argentina.

Las changas de albañilería que hace Julio Camargo hacen ingresar al hogar poco más de 1.200 pesos al mes, y además la mamá es beneficiaria de la Tarjeta Social, por la que el Gobierno le da 150 pesos mensuales. Por otro lado, Leticia dijo que tramitó la pensión por ser madre de 7 hijos, pero que "todavía no sale".

Ayer mismo, gente de la Dirección de la Niñez, también enterada del caso por este diario, se contactó para pedir la dirección de la familia. Y más tarde, el mismo benefactor que donó la mochila pidió el listado de remedios que toma la nena para comprarle la próxima tanda. Y cuando los Camargo se estaban yendo de vuelta a su casa, contaron que es la primera vez que Jazmín usará oxígeno, lo cual es una señal de que la enfermedad se profundiza. Pero que igual no encontraban palabras para transmitirle al hombre que permitió que su hija pueda tener asistencia respiratoria cada vez que tenga una crisis.