"Este año estamos al 50 por ciento del año pasado y las empresas están en su punto límite. Hay dos firmas que se han presentado en convocatoria porque no han soportado las consecuencias de la crisis. Los más conservadores decidimos restringir gastos, horas de producción y cuanto costo fuera posible, siempre pensando que el mosto es un alimento básico y como tal debe recuperarse", dice Jorge Rives de la Cámara que agrupa a los mosteros.

"Estamos con una caída enorme en las ventas, y ya veníamos de una leve disminución del año anterior. Este año estimamos que estaremos en las cien mil toneladas, es decir menos de la mitad de las ventas de los últimos tiempos.

Algunas empresas se sostienen, otras optaron por no producir para no generar gastos", dice.