‘Somos animaleras y lo que hacemos, lo hacemos porque nos gusta, sin ningún tipo de apoyo. Rescatar perros es muy gratificante, pero tiene sus costos y esta idea surgió mientras buscábamos una forma de reunir dinero’, contó Elisa Marti, la creadora de la iniciativa. Ella y un grupo de personas agrupadas en un voluntariado para ayudar a animales se inspiraron en la campaña de recolección de tapitas de gaseosas del Hospital Garraham y empezaron a hacer lo mismo, pero para ayudar a los perros callejeros. El objetivo es vender las tapitas a las recicladoras y lo recaudado, invertirlo para afrontar los gastos que demandan los rescates, tratamientos, medicinas y alimento de los animales.

El voluntariado suele realizar actividades para juntar dinero, como rifas y sorteos, pero buscaban otra vía y surgió lo de las tapitas. Además de reunir fondos para sus rescates, dijeron que ayudan al medio ambiente promoviendo el reciclado.

El grupo se maneja con las redes sociales para dar a conocer ubicaciones de perros callejeros en riesgo (en Facebook: Voluntariado para Ayudar a los Animales) y difundir su campaña, a la vez que tiene tres puntos de recepción de tapitas: en el barrio Cesap, Rivadavia; en un negocio de calle Mendoza casi General Paz, Capital; y frente a la UCCuyo.

El grupo pretende acopiar grandes cantidades de tapitas y luego venderlas a las recuperadoras, que pagan 50 centavos por kilo, en un proceso constante.