Los hijos de Pepita la Pistolera, tal como se conoce en el ámbito policial a Margarita Di Tullio, famosa por sus negocios de cabarets en el país y por haber sido procesada (y luego sobreseída) por el crimen del fotógrafo José Luis Cabezas, ayer lograron su cometido. Pudieron conseguir 28.000 pesos (la única dificultad que decían tener era que el fin de semana no se puede hacer transacciones bancarias) y con eso pagaron el alquiler del avión de la provincia. De esta manera, la mujer, que estaba internada en terapia intensiva en un sanatorio local, fue trasladada en vuelo sanitario a Mar del Plata, para que siga siendo tratada en la ciudad donde vive.
Pepita la Pistolera cobró mucho renombre a nivel nacional a mediados de los \’90, cuando la Justicia la vinculó con la banda acusada de asesinar al fotógrafo Cabezas, un crimen mafioso que conmovió al país durante el menemismo. En ese periodo salió a la luz que la mujer se había enriquecido con una cadena de casas de citas y locales nocturnos, y se la señalaba como cómplice del asesinato. Pero finalmente el juez de la causa determinó la falta de mérito y la Pistolera recobró la libertad.
En su edición de ayer, DIARIO DE CUYO reveló que la mujer estaba de visita en la provincia cuando sufrió un accidente cerebro vascular. Fue internada, se agravó y la tuvieron que pasar a terapia intensiva. Así estuvo unos días, mientras sus hijos hacían trámites para conseguir el avión sanitario, o aunque sea alquilar un vuelo privado, y llevársela a su Mar del Plata natal.
El avión provincial pudo ser usado ayer para trasladarla, pero bajo la figura de alquiler, ya que su uso gratuito se establece sólo cuando se trata de emergencias, para las que no haya en San Juan la aparatología médica con la complejidad necesaria o las camas disponibles.
En el aeródromo de Pocito, pasadas las 14 de ayer, los enfermeros bajaron de la ambulancia a Margarita, entubada y casi inconsciente. Uno de sus hijos sostenía el tubo de oxígeno en todo momento y tanto la mujer como los dos jóvenes se veían demacrados. El avión salió pocos minutos después, para que la misma atención que recibía la mujer en San Juan le fuera dada en la ciudad costera.

