Desde que arribó a San Juan (el sábado pasado), la dialéctica de Chiquita no escatimó halagos, buen genio y placentera ansiedad. “Hace muchos años que no vengo y estoy feliz de estar acá. Voy a disfrutar muchísimo mi estadía. Estoy muy agradecida por la invitación del gobernador. Susana me habló muy bien de la Fiesta del Sol. Estoy ansiosa por conocerla”, había anticipado tras su arribo -y con impeque look-. Una llegada que incluyó la bienvenida del gobernador Gioja -fue su guía permanente-, un aeropuerto condensado por medios nacionales -y con halos de soberbia- y desesperantes admiradores -pero fieles a la divas-.

“Quiero que sepan que, de alguna manera, yo reconstruí a San Juan luego del terremoto del 1944. Hice una colecta para ayudar a las víctimas. Estaba Perón en aquel momento, pero todavía Eva no era su esposa. Sí, la conocí”, reveló más tarde en la conferencia de prensa del hotel cinco estrellas donde se hospedó con “Su” -obvio que en las mejores suites-. En ese feedback, no faltó abordar el terremoto de Chile, sus recuerdos de infancia porque “creo que hace veinte años fue la última vez que vine”, su relación de amistad con Susana “sin celos” y de la gestión del gobernador. “Es un lujo, deben estar orgullosos”, remarcará Chiquita. Fiel a sus convicciones, también remató un “pero no estoy en todo de acuerdo. Hay cosas que no me gustan”. Así, y tanto ella como la Giménez, construyeron una siesta mediática, amena, muy divertida y picante (de su boca se desprendió el polémico “la Fiesta del Sol le va a matar el punto a La Vendimia”). Su placentera estadía prosiguió con la coronación de la nueva soberana en el Predio Ferial, cena con pizza y cerveza y visita dominguera a la Casa Natal de Sarmiento. Mirtha fue cuyana y feliz. Al menos, entonó “Ay San Juan, ay San Juan, mi tierra querida… por ti doy mi vida”. Y bastó para creerle.