Leonardo Rubiño fue quien dio el puntapié para la creación de la gruta en honor a la Virgen de Lourdes de las 7 Vertientes en La Laja, Albardón. Según el hombre, la Virgen se le apareció en la madrugada del 17 de septiembre de 1997 y le pidió que levantara un santuario en su honor.
Ese día, Rubiño contó que estaba trabajando y tenía que hacer un turno de noche. "Era como la una de la mañana y yo me había ido a una pieza que teníamos para descansar. De repente, apareció una luz muy fuerte. Y, al ratito, vi muy clara la imagen de una chica como de 15 años. Estaba vestida de blanco y celeste y las manos juntas como para rezar. Los requisitos de la imagen fueron concretos: me pidió que la ubicara en un monte con siete vertientes y donde las chilcas fueran dulces (generalmente son amargas). Luego la imagen se fue esfumando de a poco’, contó don Rubiño.
El hombre luego buscó el lugar durante varios meses hasta que dio con las vertientes en La Laja en las que crecen chilcas dulces. Con el tiempo, armó una comisión y consiguió que le cedieran un terreno para el santuario. Allí se instaló una gruta con una imagen, que fue reemplazada luego por una más grande que llegó gracias a una donación desde Buenos Aires.
La Virgen de Lourdes de las 7 Vertientes está en un caja de vidrio y la gruta permanece cerrada con rejas por miedo a la inseguridad. Hace un par de años el lugar recibió la visita de vándalos y la patrona de los enfermos se llevó la peor parte, ya que fue destruida y tuvieron que trabajar arduamente para su reconstrucción.
El santuario está ubicado en la cima de un pequeño cerro y de los pies de la gruta nacen las vertientes. En el paraje es común ver a los fieles sacando agua, ya que la consideran sanadora. El recorrido hasta llegar a lo más alto del cerro está lleno de pequeñas grutitas y hay una gran cruz de madera.
Además de la gruta de Lourdes de las 7 Vertientes, que se llega pasando los baños de La Laja, el paraje cuenta con asadores y varias galerías techadas donde la gente puede pasar todo el día.

