Al igual que hace 10 años, la exbodega Las Lomas volvió a aparecer en el Dique de Ullum. En el parador que popularmente se conoció como Playa Hermosa, las ruinas de esa edificación y un gigante árbol que durante años estuvieron cubiertos por el agua muestran un panorama diferente. Esta es la tercera vez que esta bodega fantasma muestra parte de la historia de Ullum ya que en 2009 y, posteriormente en 2010, la cota bajó tanto por la sequía, que parte de ese emblema también quedó en la superficie y llamó la atención de muchos curiosos. 


Durante muchos años Playa Hermosa (el último balneario antes de llegar a la Villa Ibáñez) fue el único lugar gratuito del Dique de Ullum y eso lo convirtió en un destino muy popular. Se destacó porque, a pesar de que no tenía servicios para los visitantes, su playa llena de arena hacía que el complejo pareciera el paraíso. Actualmente esa arena sigue viéndose en algunos sectores, pero lo que casi no se ve es el agua. 


Al ingresar por una huella, que al principio está pavimentada pero que después es pura tierra, pastizales y piedras, se llega a lo que hace unos años fue el popular balneario. Esa zona parece una ciudad abandonada luego de un bombardeo. Ladrillos y pedazos de adobes forman una escalera en la que se puede subir a observar el paisaje, que esta vez está decorado por la exbodega que fue un ícono de la vitivinicultura de la provincia y que fue una de las dos que construyó en San Juan la familia Graffigna. Esa edificación, antes de que el Dique de Ullum fuera creado, estuvo ubicada a un lado de la calle que unía ese departamento con la Ciudad. 


Entre algunos pequeños cerros, dunas y un sinfín de yuyos de más de un metro de alto, asoman los restos de este emblemático edificio. Los piletones de la bodega, las bocas de algunas piletas donde se conservaba el vino y algunos espacios con paredes altísimas, que supuestamente fueron utilizados como oficinas, despiertan la curiosidad. De hecho, según gente de la zona hay días en los que algunas personas entran al lugar para disfrutar del paisaje. De hecho, sólo con mirar un poco se puede ver que estas visitas son reales. Botellas, bolsas con basura y algunos bancos plásticos rotos se pueden ver en varios rincones. Incluso, junto al enorme árbol, que fue el que dio sombra a la bodega en sus años de esplendor, se puede ver una parrilla improvisada con hierros, y algunos restos de carbón. 

 

LA HISTORIA Y LAS DEMÁS APARICIONES


Esta bodega se consideró un emblema para el departamento, más allá de su producción de vino. Es que fue el centro de reunión del pueblo viejo de Ullum. Allí se realizaban procesiones, fiestas y hasta nació una radio, el antepasado de Radio Colón. Con el paso del tiempo el edificio fue expropiado y quedó bajo el agua entre 1981 y 1982, cuando empezó a llenarse el lago del Dique de Ullum. Lo mismo sucedió con la escuela 111, una usina, una capilla y unas 100 casas que pertenecían a peones rurales que vivían en la zona. 


Luego de permanecer 27 años bajo el agua, la exbodega Las Lomas asomó por primera vez a principios de 2009. Cuando el Dique de Ullum se mostraba seco y casi vacío, esa antigüedad llamó la atención hasta de los turistas. La gente concurría casi todos los días para ver esas magníficas ruinas que algunos hasta compararon con el Machu Picchu. Ahí fue bautizada como la bodega fantasma. Luego de 6 meses, el dique volvió a llenarse y las ruinas quedaron bajo el agua. Lo único que se podía ver era la copa del enorme árbol, que hoy muestra hasta sus raíces.


En enero de 2010 pasó algo similar. Ese año además de verse el árbol por completo y los sectores más elevados del edificio se llegó a observar hasta parte del camino que unió Ullum con Capital. Otra diferencia con la primera aparición de Las Lomas, fue que esta vez la bodega permaneció muchos años descubierta de agua. Es que recién en 2017 el dique cubrió por completo esa edificación. Eso hasta ahora, que otra vez por la sequía, las ruinas permiten que la gente viaje en el tiempo y que conozca un pedacito de la historia de este departamento.

El árbol. Con sus raíces al descubierto, ofreciendo una sombra increíble, el árbol permaneció históricamente junto a una parte de la exbodega. 
El agua. Entre los pedazos de adobe, algunos restos del piso de la bodega y los yuyos, se puede observar a lo lejos el agua del dique, en el que nadan algunos patos. 
Bien alto. Enormes estructuras que parecen piletas aún permanecen de pie. Ahí se puede subir por algunas escaleras que quedaron formadas con ladrillos y escombros.
Como una postal. Durante años, desde este mismo lugar se podía tomar una fotografía con el dique en su esplendor. Hoy se ven yuyos, árboles, la bodega y el agua de fondo. 
Con pasto. Un piletón con pasto en su interior, que ya está poniéndose amarillo, muestra parte de los espacios donde funcionó Las Lomas. 


 

La playa

En 2017, Playa Hermosa quedó cubierta de agua, cuando subió notablemente la cota. De esta forma, este parador en el que no se debía pagar entrada comenzó a llenarse de gente, como ocurrió en otros años de esplendor. 

Un caos

Debido a la cantidad de gente que ingresaba en 2017 por día, y a falta de un buen acceso, llegar hasta esa zona del dique se convirtió en una odisea. En varias oportunidades los vehículos quedaron enterrados, por la cantidad de arena.

El olvido

Actualmente ese lugar parece olvidado. Hay dos huellas por las que se puede ingresar, pero sólo a recorrer la zona, porque es imposible bañarse. No hay control de guardavidas y además hay muchos yuyos en la zona más cercana al perilago.

> La aparición de hace una década

 

Hace exactamente 10 años (el 17 de enero de 2010) DIARIO DE CUYO publicó en su tapa una imagen de la exbodega Las Lomas. Eso porque casi un año después de su aparición, las ruinas volvieron a verse en Ullum. Tal como sucede ahora, hace 10 años, las murallas del edificio principal de Las Lomas también quedaron en la superficie. Durante ese verano, las ruinas de la bodega se volvieron uno de los atractivos para el turismo. De hecho, la Municipalidad de Ullum organizó visitas al lugar, en el que hasta un guía contaba parte de la historia de ese emblemático establecimiento. Los restos de la exbodega fueron usados como escenarios de fotografías y hasta como sillas para tomar sol.