Por más de medio siglo se dedicó a la producción de vinos de diferentes variedades y hasta de bebidas blancas como coñac y pisco. Fue una de las primeras de San Juan en exportar estos productos, lo que significó prosperidad y progreso para 25 de Mayo. Hoy, sólo es una ruina gigante que se resiste a quedar en el olvido. Se trata de la bodega Del Bono que dio origen a la villa Borjas, conocida popularmente como Las Casuarinas, y que el municipio veinticinqueño quiere recuperar y poner en valor. Ya dio el puntapié para concretarlo. La historia de este establecimiento vitivinícola fue el leit motiv del carruaje con el cual el departamento participó del Carrusel del Sol el mes pasado.
‘No será una tarea sencilla recuperar y restaurar el edificio, pero se lo debemos al pueblo de Las Casuarinas que le debe su origen y crecimiento a esta bodega. Ya hemos pedido al Gobierno de la provincia que nos dé su apoyo para concretar este proyecto‘, sostuvo José García, director de Cultura de 25 de Mayo.
Según el funcionario, actualmente la bodega pertenece a una firma italiana a la que deberían comprársela para recién poder comenzar con su recuperación.
Las palomas son ahora las habitantes del edificio que todavía conserva los pisos de adoquines, las maquinarias de casi un siglo de existencia y las vías por donde transitaba el tren, justo por el medio del predio. Antes, 1.000 hombres copaban cada una de las dependencias. Eran los trabajadores que a diario dedicaban su esfuerzo a elaborar las bebidas o a fabricar artesanalmente los toneles y barricas en el aserradero propio de esta bodega donde trabajó Abenamar Álvarez, el último tonelero de 25 de Mayo.
La bodega Del Bono se inauguró en 1922, de la mano de Bartolomé Del Bono, un pionero vitivinícola en la provincia y un hombre inolvidable para el pueblo de Las Casuarinas por su solidaridad. ‘En el predio había amplias casonas de adobe de estilo inglés que Bartolomé prestaba para que viviera el personal de la bodega, desde el administrador hasta el peón. Pero la cantidad de viviendas resultó poca para la cantidad de empleados, es por eso que muchas familias comenzaron a levantar sus casas en los alrededores del edificio, naciendo así la villa Borjas o, como llaman, Las Casuarinas‘, contó García.
Pero esta bodega no sólo ganó un lugar en la historia por ser una fuente de trabajo y progreso, sino también por sus servicios a la comunidad. Cuando el edificio de la Escuela Nro 36 quedó en muy malas condiciones por inclemencias climáticas, Del Bono cedió una de las casonas de la bodega para que funcionaria un aula provisoria. Y otra, para instalar un puesto sanitario. También, con sus generadores, proveyó de energía al pueblo cada vez que dejaba de funcionar la usina encargada de esa tarea.
A fines de la década del ‘70, Cavic compró la bodega Del Bono. La corporación se declaró en quiebra en 1991 y desde entonces el establecimiento vitivinícola más importante de 25 de Mayo quedó en el abandono. Pero no en el olvido. Los vecinos quieren que se recupere para que se instale allí un museo del vino.

