La calle parecía una colonia de vacaciones nocturna. Había niños corriendo y cantando por todos lados. Una ronda formada por chicos que saltaban, se agachaban y volvían a subir era el lugar más concurrido. A su lado, un grupo de nenas hacía fila esperando que les hicieran un dibujo en su cara. Así, casi una cuadra completa estuvo dedicada a los más chicos del departamento, ayer por la madrugada, en la segunda jornada de la Fiesta Nacional de Santa Lucía, en la que, según datos de los organizadores, hubo 15.000 personas entre el público. Todas ellas fueron testigos de la elección de la nueva Reina departamental (ver aparte).

En esta edición del festejo, la diversión de los niños estuvo a cargo del Área de Deporte del municipio. Con micrófonos enganchados de sus orejas, cuatro profes dirigían la batuta. Los rodeaba medio centenar de niños que copiaban sus movimientos para bailar y jugar. Más adelante, tres nenas saltaban hasta cansarse en una cama elástica. Y otro grupo giraba sin parar a bordo de un pequeño zamba rock. Para los más intelectuales estaban las mesas de ajedrez, toda la noche repletas.

Las colas se veían en el espacio de pintura artística, en el que una mujer llenaba las caras de las nenas de flores y estrellas y de los nenes de arañas o máscaras de colores. También había cola en el cubículo preparado para sacar fotos instantáneas, claro que como pertenecía a una empresa, ahí sí había que pagar. Al igual que en los carros de helado, también entre los preferidos por los más chiquitos.

Mientras sus hijos estaban entretenidos, los padres aprovechaban para recorrer los stands de empresas y artesanías. La oferta era variada. Había adornos, ropa, bijouterie y juguetes. Entre las actividades más llamativas estaba la de la posibilidad de recorrer por dentro un moderno colectivo de larga distancia, que parecía un boliche con la marcha a todo volumen.

Los ranchos típicos también ofrecían menús para los pequeños. Los más elegidos: panchos con poncho. Aunque también se podía comprar choris, lomitos, empanadas y hasta chivo asado, que se degustaban en el patio de comidas ubicado enfrente y al costado del escenario. Allí cantaron diversas bandas locales, los más aplaudidos fueron los Inti Huama, y bailaban las academias de danza del departamento.