Después de haber pasado por otros 3 edificios, la Casa de San Juan en Buenos Aires llegó a la casona del siglo XIX en la que vivió Sarmiento después de haber sido presidente, en 1875. Eso porque el Gobierno de la Nación traspasó el edificio, que había sido declarado Monumento Histórico en 1948, al Gobierno de San Juan.
El prócer habitó esa casa, que hoy llama la atención por su arquitectura antigua en medio de los edificios más altos y modernos, después de haberse separado de su esposa Benita Pastoriza. En ese entonces, la casona estaba ubicada sobre la calle Cuyo, que en la actualidad se llama justamente Sarmiento.
El hogar estaba a cargo de Rosario, una de las hermanas del Maestro de América. Además vivían allí su hija Ana Faustina y sus nietas Helena, Eugenia, Emilia y María Luisa. La habitación en la que dormía Rosario funciona ahora como oficina del Gobernador de San Juan cada vez que él viaja a la Capital. Mientras que, en las habitaciones que dan a la galería donde Sarmiento solía organizar almuerzos multitudinarios dedicados a toda su familia, están las distintas oficinas de atención al público y la biblioteca.
Mientras vivía allí, Sarmiento trabajaba como periodista y en el interior de esa casa realizaba gran parte de sus escritos, que luego llevaba al diario. El altillo era uno de sus sitios preferidos, ya que desde él podía ver la Casa Rosada y el puerto, vista que luego desapareció tras los edificios.
Otro de los espacios icónicos de la casona es el patio en el que aún está intacto el aljibe, que supo ser el único de la manzana y, por eso, todos los vecinos se acercaban a la casa para pedir agua. También se conserva el limonero, bajo el cual Sarmiento se sentaba a leer.
