Ahora tiene más de 50 centímetros de largo y otros 50 de ancho. Pero su tamaño varía dependiendo la época del año, aseguran los vecinos. A veces la colmena se ve más alargada, eso es cuando tiene más cera, otras veces parece como que se acortara y se pegara más a las paredes, explican. Ellos saben cuándo cambia y por qué, cuándo las abejas salen y cuándo no y, también, cómo las afecta el clima. Está ubicada detrás del municipio de Zonda, bajo el tanque que antes proveía al departamento de agua y que ya no se usa. Y para los zondinos es un verdadero patrimonio, por lo que se niegan a cualquier intento de quitarla.

No saben determinar la fecha exacta en que comenzó a formarse, pero coinciden en que la gran colmena tiene más de 15 años. Por lo que la mayoría de los lugareños, desde los más grandes hasta los más chicos, conocen su existencia y la cuidan. "Yo hace más de 10 años que vivo en este barrio y la colmena ya estaba", dijo Julio Atencio, quien vive justo frente al tanque.

La colmena se ve claramente desde la calle. Se formó en la base de un viejo tanque de agua de hormigón que está ubicado en lo alto de una torre que hay en la sede administrativa de la Unión Vecinal Valle de Zonda. Y si bien ese tanque no se usa desde hace unos 12 años, cuando se construyó la planta potabilizadora que provee de agua a todo el departamento, está en el lugar más poblado de Zonda y donde hay mayor movimiento de gente. Por ese motivo, algunas autoridades plantearon sacarla. Pero no hubo ningún margen para la discusión, ya que los zondinos se negaron rotundamente a destruirla.

"Si la sacás, los vecinos te matan", afirmó una directiva de la unión vecinal. Ella tiene su oficina junto al tanque y contó que cada tanto se le mete una que otra abeja, pero que no molestan. "Hace como 15 años, cuando era chica, pasaba por acá para ir a la escuela y ya estaba. Siempre la miraba para ver cómo estaba", comentó Marisol, una vecina.

El marzo pasado, cuando Manuel Chávez asumió como nuevo interventor de la planta de agua a cargo de la unión vecinal, le dijeron que tenía que sacar la colmena. "Como recién entraba, decidí primero hacer una encuesta y preguntarle a la gente. Nadie quiso que la sacáramos. Es como un patrimonio vecinal y un atractivo turístico", comentó Chávez. Es que este recinto de abejas es realmente llamativo. Su panal tiene una compleja trama y una serie de dibujos ondulados en su superficie forman una especie de laberinto de cera que se ve desde lejos.

Hace tiempo, contó una vecina, una radio del departamento comentó la posibilidad de que la sacaran y muchos zondinos de la audiencia llamaron de inmediato para decir que no a la propuesta. "Las abejas nunca han picado a nadie. No son peligrosas. Sólo salen cuando hace un poco más de calor y les da el Sol. Es la única tan grande y con esa forma de racimo que hay en la provincia", afirmó con orgullo un electricista de la zona.