Medidas para un blindaje

La presidenta argentina, Cristina Fernández, ha adoptado en las últimas semanas medidas económicas para blindarse ante el recrudecimiento en Europa de la crisis, un fantasma que hace diez años asolaba al país suramericano.

Desde que hace un mes Fernández logró su reelección con el 54 % de los votos, su Gobierno ha ajustado las clavijas de la economía argentina, que completará este año nueve años consecutivos en expansión.

En concreto y para refrenar una fuga de capitales en ascenso y presiones sobre el tipo de cambio, Fernández restringió las compras de dólares a través de una norma por la que las operaciones son ahora validadas por el Fisco de acuerdo con los ingresos de cada inversor.

Además, anunció recortes en los millonarios subsidios que paga el Estado, en particular aquellos relacionados con el consumo de servicios públicos, y que en los últimos años han hecho elevar el gasto público hasta poner al país al borde de retornar a una situación de déficit fiscal.

Apaleado por la crisis, el PBI de Argentina cayó un 20% entre 1998 y 2002. Sólo en 2002, el PIB cayó un 10,9%, con una inflación del 41%, un desplome del 10,6% en la producción industrial, una tasa de desempleo que tocó un pico del 24,1% y la peor de las caras, la social, con un índice de pobreza del 57,5% y tres de cada diez argentinos en la indigencia.

La reactivación económica llegó en 2003, con la llegada de Néstor Kirchner al Gobierno y la instauración de un modelo basado en la actividad agropecuaria, el rearme del quebrado tejido industrial, las exportaciones alentadas por un tipo de cambio competitivo y un fuerte papel del Estado como interventor en la economía.

Entre 2003 y 2010 el PIB de Argentina creció a un ritmo promedio anual del 7,7% y este año está previsto que cierre con una expansión del 8,3%, mientras que el desempleo ha bajado al 7,2% y la pobreza al 8,3%, aunque persiste una inflación alta -del 25% según los independientes y del 8% según la cifra oficial-, un talón de Aquiles que Fernández no logra dominar.