Victoria Gómez de Soto dice que es verdad que la fe mueve montañas. Para ella el mejor ejemplo es haber logrado que la evangelización llegara al barrio San Luis y que los vecinos comenzaran a ir a misa y a rezarle a la Virgen. Con ayuda de su familia construyó una ermita en el patio de su casa que con el tiempo se convirtió en la capilla del barrio donde la gente concurre a pedir bendiciones y a agradecer milagros recibidos.

Victoria dice que es creyente y tiene mucha fe, razón por la que todo los domingos concurría a misa en la Parroquia de Nuestra Señora del Luján, en Capital. Pero, por cuestiones familiares, tuvo que mudarse al barrio San Luis, en Rawson, donde no había ni una capilla cerca. Es por eso que quiso cambiar esa situación. ‘Fui hasta la Parroquia Nuestra Señora del Valle a pedirle al sacerdote que viniera a este barrio a dar una misa, mientras me presenté ante los vecinos para contarles sobre mis pretensiones. Al año de haber hecho el pedido, logré que el Padre viniera a dar una misa. Fue en la calle Virgen de Itatí y con todos los vecinos presentes‘, cuenta Victoria.

Según dice la mujer, el párroco los comprometió a que todos los 9 de julio organizaran una procesión en honor a esta virgen (esa fecha se celebra su día), improvisando un altar en la calle por falta de una capilla en el lugar. Fue entonces que ella decidió destinar parte del patio delantero de su casa para construir una ermita porque en el barrio no había ningún terreno disponible. ‘El municipio de Rawson me donó un poco de hierro, ripio y mano de obra para comenzar con la construcción de esta capillita. Con mi familia pagamos el resto de los gastos para terminarla. Cuando estuvo lista, comenzamos con la segunda etapa, más importante aún, traer una imagen de la Virgen de Itatí desde la provincia de Corrientes con nuestros ahorros. Trajimos una que hicieron las monjitas de esa localidad‘, agrega.

Victoria recuerda que ni bien entronizaron la imagen, la gente del barrio, como de zonas aledañas, empezó a visitar el santuario para pedir alguna bendición e integrar el grupo de oración que todos los lunes a las 17 le reza el Rosario.

La ermita en honor a la Virgen de Itatí, en el barrio San Luis, permanece cerrada con candado por la inseguridad (se robaron santos y monedas que había en el lugar), pero basta con tocar el timbre de la familia Soto para poder ingresar a su interior. ‘No importa la hora, siempre vamos a abrir la capillita a quienes quieran encomendarse a la Virgen porque ese fue el motivo por la que la construimos‘, dice Victoria.