Cientos de personas desfilando por el pasillo de la escuela Félix Aguilar, descalzos y con bolsitas donde llevaban algunas pertenencias. Hombres de familia con gestos de tristeza y la vista perdida, mientras sus hijos jugaban con otros niños que estaban en la misma situación. Éstas son algunas postales que se podían observar ayer en la institución donde se instalaron 260 de los 300 evacuados de Sarmiento que sufrieron inundaciones en su casa y que por seguridad debieron abandonarla (los restantes 40 fueron alojados en una institución deportiva).
Era tal la desesperación por la que transcurrieron estas personas, que en una de las aulas de la escuela Félix Aguilar se instaló un consultorio donde la gente se medía la presión o pedía una pastilla que le permitiera bajar un poco el nivel de stress que traían por lo que habían vivido algunas horas antes. Además en este consultorio se revisó uno a uno a cada niño que llegaba para verificar que no tuvieran fiebre y de esta manera evitar que alguna enfermedad se propagara entre los evacuados.
Otra de las postales llamativas se dio cuando un grupo de 20 evacuados llegaba en el Unimog del Ejército con colchones y algunos electrodomésticos que pudieron rescatar. Pero como el espacio de la escuela era acotado, las autoridades les pidieron que los dejaran en el predio donde estaba el hospital viejo de Sarmiento, que fue seleccionado como el depósito de las pocas cosas que pudieron rescatar de las viviendas que se destruyeron o que quedaron tan deterioradas que ya son inhabitables.
En la puerta de la escuela se observaba familias enteras abrazándose y dándose apoyo para sobreponerse a las consecuencias que dejó la creciente histórica que hubo en Sarmiento.
Las 300 personas evacuadas recibieron zapatillas y ropa una vez que llegaban a la institución. También les entregaban el desayuno que consistía en una taza café o té con semitas. Todo esto con una organización un poco improvisada, pero que buscaba asistir a estas personas que en 4 horas perdieron todas sus pertenencias materiales y se quedaron con la sensación de estar totalmente en la calle.