Al segundo día de clases de este ciclo lectivo 2010 los padres de los alumnos de la escuela Antártida Argentina, ubicada en Angualasto, Iglesia, decidieron tomarla. Y hasta ahora sigue sin que los alumnos reciban sus contenidos. No dejan pasar a los maestros y tampoco mandan a los alumnos al establecimiento. El por qué: la escuela está partida en dos. Los padres temen que pueda desmoronarse parte de la construcción en cualquier momento. Ellos piden que se reparen definitivamente las grietas o las autoridades les aseguren por escrito que es segura la estructura edilicia.
Las personas que tomaron el establecimiento, que cuenta con más de 70 alumnos de nivel inicial, primario y secundario básico, quieren, además, que las autoridades Arquitectura (repartición que se encarga del mantenimiento de las escuelas) estudien el problema de una pérdida de agua que existe, según ellos. "Cuando se va el personal del establecimiento los 2 tanques de agua de la escuela que hacen 1.850 litros de agua en total quedan llenos. Pero cuando vuelven a la mañana están vacíos. No sabemos por dónde se va el agua porque no quedan surtidores abiertos", dijo ayer Lino Aguilera, padre de un alumno.
El grupo de padres piensa que el agua que se pierde hace que el terreno se vaya hundiendo poco a poco y eso provoca las partiduras.
La única modificación edilicia que hizo Arquitectura en el edificio, según los padres, fue colocar en la partidura mayor, que abarca parte de dos paredes y el techo, una fina barra de metal en forma de L con tornillos. Esa abertura está entre un salón y los baños. Con total facilidad, los padres sacaron los tornillos flojos de la barra porque dicen que sólo sirve para que no se vea la rotura. Desde adentro del edificio puede verse claramente el sol por la grieta.
Además de la fisura mayor, hay otras en el edificio que también están creciendo desde hace unos dos años según el personal escolar y dicen que el terremoto que afectó a Chile las agrandó más.
La toma del establecimiento finalizará si personal idóneo de Arquitectura certifica con papeles firmados que la estructura del edificio es segura y se compromete, también por escrito, a investigar el problema de la fuga de agua. "Tenemos la idea de que pongan baños químicos para los niños si tienen que hacer una obra en los baños", comentó Patricia Manríquez, mamá de una alumna.

