Sus comienzos fueron con un plantel de docentes pero sin tener una sede en donde trabajar. Por esto es que los maestros visitaban y les daban clases a los alumnos discapacitados en sus casas. Así es que la escuela SARM (Sociedad de Asistencia y Rehabilitación al Menor), estuvo 4 años dando clases sin tener siquiera un aula. Pero todo cambió el 9 de septiembre de 1963 cuando el Gobierno le cedió un edificio escolar en Capital.
La institución se creó en 1959 y en aquella oportunidad la escuela comenzó a trabajar con un puñado de docentes, pero sin tener siquiera un habitación en donde poder reunirse el plantel de maestros. Es por esto que los trabajadores, en su mayoría mujeres, se reunían en los domicilios particulares para diseñar los programas educativos y discutir el avance de los alumnos discapacitados.
�“El trabajo era muy artesanal ya que los docentes, como visitaban a los chicos a domicilio, no podían llevar elementos didácticos para desarrollar al chico y por esto no podían aprovechar el tiempo que estaban con los niños que tenían discapacidades mentales”, dijo Raúl Riveros, actual director de la institución.
Si bien por varios años la escuela trabajó así, en 1962 consiguieron que les cedieran una casona por calle Mitre en donde apenas les alcanzaba para que los docentes y directivos tuvieran una sala de reunión, ya que los espacios eran reducidos y seguían sin tener un aula en donde darle clases a los chicos.
Pero todo esto cambió en el 9 de septiembre de 1963, cuando el gobernador Leopoldo Bravo firmó el traslado de la escuela Normal Nº 78 y le cedió a la escuela SARM el edificio vacío de la calle Sarmiento y Fray Mamerto Esquiú, en Capital, en donde aún continúa desarrollando sus actividades educativas con chicos discapacitados.
Los alumnos que asisten a la escuela SARM de Capital, aprenden sobre contenidos básicos de la enseñanza de primaria y además tienen distintos talleres en donde desarrollan sus distintos intereses. “Actualmente contamos con taller de jardinería, artesanías, de expresión, entre otros. Además, varias veces al año realizamos campamentos educativos”, explicó Raúl Riveros.