Su vida cambió radicalmente a los 11 años, jugando, sin esperarlo. Según ella misma relata, "llegaba de la escuela, me sacaba el uniforme y me iba a jugar, una infancia muy bonita, agarraba la bici y me iba a los parrales del fondo de la casa, corría, trepaba árboles y armaba casitas en ellos. Me acuerdo patente el día que corría con mi hermana y me frené porque me empezó a doler la pierna; era un dolor muy raro, como si me hubiera golpeado. Le comenté a mi papá de esto y no le dio mucha importancia pensando en que podía ser sólo un golpe. Cada día el dolor empeoraba, así que mi papá empezó a medicarme con ibuprofeno, me ponía cremas mentoladas".

María Emilia Correa actualmente tiene 26 años y una pequeña hija de la que no se separa jamás. En 2011 sorprendió a los sanjuaninos debido a su audacia. Es que la joven se presentó para ser candidata a Reina en Santa Lucía, a pesar de tener una pierna menos. Y si bien no logró el objetivo, su imagen quedó en la memoria colectiva por sus ganas de crecer, pese a los obstáculos que le impuso la vida.

La chica, empleada púbica, recuerda todo con exactitud. "Pasaron un par de meses, comencé a renguear, y el dolor se puso insoportable. Un día me golpee en esa zona y fue tanto el dolor que me llevó urgente a hacer una radiografía, era tarde noche. Cuando ven la radiografía automáticamente, le dicen a mi papá que me lleve urgente al médico".

Esa misma noche fueron al doctor, quien les recomendó una consulta en el hospital Garrahan. Todo en carácter de urgente. "Me hicieron estudios, biopsia, y me diagnosticaron un tumor óseo en el fémur. Los médicos se acercaron a charlar conmigo, me explicaron que me iban a iniciar un tratamiento con quimioterapia y que después me iban a operar la pierna, me querían poner 8 clavos con un tutor externo extrayendo el tumor y extendiendo con ese tutor mi propio hueso sano", dijo.

En ese momento, María Emilia debió comenzar con las durísimas sesiones de quimioterapia, siendo sólo una nena. “Es algo que no me gustaría volver a vivir, fue una experiencia muy fea. Quedarme pelada de una semana a la otra fue bastante duro, fiebre todo el tiempo, sólo por andar sin barbijo, vómitos, pinchazos hasta tres veces por día para ver cómo estaba, fisuras en las venas por lo fuerte que eran las drogas que me aplicaban”, recordó. Pese a los esfuerzos, el tumor hizo metástasis y meses más tarde tuvieron que amputarle la pierna.

“Recuerdo el día que me desperté después de la operación, me sentía más liviana, no me quería ni mirar por miedo a no gustarme. Y mi papá, mirándome, esperando mi reacción. Lo mire, me reí, me toque el muñón y me volví a dormir”, agregó.

Actualmente lucha cada día por conseguir una pierna ortopédica. Hace unos días. Creo en Facebook una página llamada “Una pierna para María Emilia”. Según contó, hacen un mes inició los trámites en la Obra Social Provincia, hasta el momento con resultados negativos. 

 

 

“Tengo todas las ganas de seguir y de tener una vida plena, pero lamentablemente mi cuerpo hoy con 26 años me está abandonando. La pierna que hoy tramito me acompañaría en todas mis actividades diarias mejorando muchísimo mi calidad de vida”, indicó María Emilia.

 

Su pedido es uno solo y muy concreto. Quiere que la OSP autorice la prótesis solicitada por su médico. Se trata de una pierna inteligente controlada por un microprocesador Genium x3.

 

 

 

“Quiero dormir tranquila, sin pensar en esto, poder descansar después de 15 años. Terminar por fin con este ‘tratamiento’ que empezó a los 11 años”.