Tuvieron que tragar rápido para empezar con el coro de exclamaciones. Las casi 1.000 personas que habían ido hasta Libertador y Las Heras para ver el espectáculo de fuegos artificiales, gentileza navideña y de fin de año de la Legislatura provincial, tenían un verdadero picnic montado sobre el césped de la Plaza España, del Centro Cívico y del Parque de Mayo. Y todo parecía la celebración de la Primavera, sólo que de noche y con el tránsito sin cortar aún en medio de la multitud de esa esquina complicada. Pero nada fue problemático: los ‘ohhh‘ y los ‘uhhh‘ se encadenaron entre gaseosas y sánguches caseros ni bien el locutor oficial le dio paso al espectáculo de luces y colores que cruzó el cielo y que, por casi 15 minutos, lo convirtió en un arcoiris movedizo y centelleante.

Junto con los fuegos que estallaban sobre la Legislatura, un cartel luminoso instalado sobre el techo del edificio les deseaba ‘Felices Fiestas‘ a todos. Y así como arriba crecía esa danza de formas y colores, siguiendo el ritmo de la música de los altoparlantes ubicados en la esquina, abajo se multiplicaban las luces diminutas de pantallas de cámaras y celulares que no se querían perder detalle del espectáculo que estaba dejando a todo el mundo con la boca bien abierta.

El arrobamiento con el show había tenido su correlato en la expectativa de la previa. La gente que había sido invitada por los medios de comunicación, había llegado desde más de media hora antes de que empezara todo. Desde los parlantes se sucedían los villancicos, y los chicos que habían ido con sus padres movían las caderas siguiendo el ritmo navideño.

Poco antes de que se hicieran las 23 horas ya había una verdadera multitud. La gente había desplegado manteles sobre el césped y, acomodados en reposeras y banquitos llevados desde sus casas, ya habían destapado los envases plásticos y las gaseosas, listos en esa platea VIP acariciada por la brisa del Sur de la noche.

El locutor pidió en un momento que quienes estaban sobre la fuente de la rotonda se hicieran ‘más atrás‘ por cuestiones de seguridad. Era comprensible: no habían cortado el tránsito, así que los peatones que cruzaban por centenas la Libertador se trababan con autos, motos y colectivos que quedaban estancados en esa marea.

Pero como nadie aceleró más de lo prudente, ni bien llegaron el gobernador Gioja, el vicegobernador Uñac y el intendente Lima, empezó la cascada ascendente de los fuegos y la fiesta fue total. La gente aplaudió, bailó, felicitó, se deseó felicidades y se quedó aún después del final, a disfrutar de la salida familiera.