No fue fácil despegar la mano del relicario. Como si ese accesorio religioso, parecido al Sol, tuviese un imán. Y mientras los dedos de los fieles se posaban sobre una gota de sangre, casi imperceptible, el aroma a incienso invadía el lugar. Fue casi imposible contener las lágrimas.

La emoción pudo con la ceremonia y sobraron las palabras. Para muchos, poder tocar parte de lo que fue el cuerpo de Juan Pablo II, fue una experiencia única. Esto es lo que se vivió ayer por la noche en la Catedral, justo el día en el que el templo cumplió 32 años y entronizaron la reliquia del ‘Papa viajero‘, una de las 8 que hay en todo el mundo.

Los fieles no dudaron en armar una fila para llegar hasta el altar y tocar la reliquia que tenía entre sus manos el padre Rómulo Cámpora. Una de las primeras fue la actriz Eda Bustamante, que no paró de llorar durante toda la ceremonia.

Incluso, fue el cura el que mencionó la presencia de la mujer. ‘Está entre nosotros una actriz. Juan Pablo II amaba el arte. Este es un momento de festejo‘, dijo el padre al invitar a tocar la reliquia.