Las obras que dejó Sarmiento fueron contundentes, sobre todo en materia de educación. Su herencia todavía está presente en la provincia. Fue el colegio Santa Rosa una de sus primeras obras y en la que dejó sentado la admiración que sentía por las mujeres. Además de ser una institución destinada a la formación femenina, puso a una de sus hermanas a la cabeza. Lo fundó en 1836. A poco de asumir la Gobernación, impuso en toda la provincia la enseñanza primaria obligatoria y creó escuelas para los diferentes niveles de educación, entre ellas, una de las más grandes del país para mil alumnos, el Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Señoritas, para la formación de maestras. Sarmiento se propuso cambiar su provincia. Lo modernizó todo, trazó el primer plano de la ciudad, caminos, calles, construyó nuevos edificios públicos, hospitales, fomentó la agricultura y la minería. Y como si fuera poco, volvió a una vieja pasión: editar su diario "El Zonda". Pero nada de esto fue suficiente para ganar la simpatía de sus comprovincianos. Uno de los acontecimientos más oscuros durante su gobierno, fue la muerte del Chacho Peñaloza, el caudillo que intentó sublevar la zona de Cuyo, contra la política de Mitre. Sarmiento decretó el Estado de Sitio, y dirigió la campaña que terminó con la vida de Peñaloza. El ministro del Interior de entonces, Guillermo Rawson, pidió la renuncia de Sarmiento por haber tomado esta medida que sólo le correspondía al Ejecutivo Nacional.