El bombo no dejó de repicar en toda la tarde, las gargantas de la barra ubicada en la tribuna Norte tampoco. Los cánticos fueron casi permanentes y sobre el final cuando Rafaela salió a quemar las naves y con más entusiasmo que ideas trató de volcar la cancha contra el arco de Pocrnjic, desde la tribuna las miles de gargantas levantaron la voz -hicieron retumbar el estadio- y equilibraron las fuerzas. Este San Martín en formación es un equipo que todavía no emociona, pero sí trasmite serenidad. Esa que le permitió a los hinchas desarrollar su amplio repertorio de apoyo acordándose poco y nada de rivales que están en otras categorías. El objetivo es ascender y “los muchachos” se dieron cuenta que el aliento constante es la mejor manera de sumar porotos para la causa.
