Como si un gigante le hubiese dado un bocado, así se ve la emblemática joroba de la plaza Hipólito Yrigoyen. A su lado, en cinco montículos, están desparramados los históricos escombros, esos que fueron recolectados en la ciudad tras el devastador terremoto de 1944. El desarme de la montaña, que llevó una semana de trabajo con máquinas, fue realizado como parte de la obra de remodelación de ese espacio verde, más precisamente de los baños que están bajo la loma.
Desde que los escombros y restos de la destrucción fueron amontonados allí, a fines de los ‘40, nunca se movieron. Permanecieron en tal silencio que muchas personas ni siquiera conocían la importancia de aquella montaña. Por eso justamente, el municipio de la Capital decidió poner el espacio en valor remodelando la plaza, pero para eso tienen que hacer refacciones que incluyen tocar la montaña.
Lo que sacaron es alrededor del 15 por ciento de la loma, en el sector que da a calle Mendoza. ‘Al principio pensábamos que íbamos a encontrar hierros y mucho hormigón. Pero sólo había pedazos de ladrillos‘, contó Pedro Díaz, uno de los 13 obreros que trabaja en la plaza.
La incertidumbre de los trabajadores creció aún más cuando un señor mayor que fue placero del lugar les dijo que podían hallar restos humanos. ‘Por un lado nos daba impresión. Por otro, pensábamos que si pasaba eso se pararía la obra. Pero no encontramos nada‘, dijo Díaz.
Según los trabajadores, tomaron tantas previsiones que a los escombros que sacaron de los baños viejos los pusieron a parte y se los llevaron, para volver a colocar sólo la tierra que pertenece a la loma.

