Entre la montaña y el corral con las vacas, en un balcón natural de la Quebrada de la Flecha, Sarmiento, María abrazaba a Jesús, mientras que alrededor les bailaban paisanas y gauchos. “Te alabamos, te bendecimos” cantaba un coro por los parlantes, a la vez que los cuerpos de los bailarines se contorsionaban y agitaban ramitas de olivos. En ese imponente rincón de Sarmiento, la Fiesta del Cristo de la Quebrada celebró por primera vez una misa criolla bailada, que tuvo a unos 40 artistas en escena y que se convirtió en uno de los momentos más esperados de la jornada, previo a la celebración religiosa que realizó el sacerdote José María Nieto.
Durante casi dos meses, integrantes de cuatro academias de danza ensayaron la coreografía de la misa criolla, que incluyó cuadros de Cristo Viviente. Los cantos fueron acompañados por chacareras y carnavalitos, con bailarines de 4 a 38 años que exhibieron un prolijo vestuario.
La gente siguió la actuación rodeando a los actores, desde el corral y también desde la senda que lleva al Cristo de la Quebrada. Luego, el sacerdote subió al escenario y celebró la misa, con 12 bautismos. Este fue el punto cúlmine de una jornada que bien temprano había tenido la procesión gaucha. En la tarde, lo religioso le dio paso a lo musical, con una apretada agenda de grupos folclóricos y de cuarteto.
Por otro lado, de la fiesta original, poco queda de los ritos de marcada de animales y destrezas gauchas. “Antes esta fiesta duraba dos días y daba el tiempo, pero ahora no. Por eso ya casi no hacemos marcadas”, contó Ramón Frías, al frente de la Agrupación Camperos La Flecha.