La solidaridad con los damnificados por el temporal y las inundaciones movilizó miles de manos y generó un caudal incesante de donaciones de parte del Gobierno y de la sociedad civil, la Iglesia, partidos políticos, sindicatos, centros estudiantiles, entidades vecinales, clubes, artistas y deportistas. En las zonas más golpeadas el agua fue retrocediendo y paralelamente fluyó la ayuda: agua potable, pañales, ropa, velas, leche, alimentos no perecederos, calzado, botas, colchones, ropa de cama, repelentes y artículos de limpieza.