¿Cómo es eso de montar una mula?, ¿alguna ves te caíste?, ¿qué hay que hacer si te tira?, ¿cómo hacés cuando no quiere avanzar? Este tipo de preguntas y otras por el estilo estuvieron presentes desde la tarde del miércoles y esa noche, la única que pasaron los expedicionarios en la localidad calingastina de Barreal.

Es que la gran incógnita de la mayoría de los participantes en la marcha era cómo iban a enfrentar la experiencia de las jornadas a lomo del animal, para muchos la primera vez que les iba a tocar hacerlo.

Y para responder estaban algunos expedicionarios ya cancheros en ese tipo de experiencias, como el mismo Luis ‘Pancho‘ Márquez, el director de Prensa de la provincia y con varios porrazos encima producto de una mula porfiada.

Los expedicionarios durmieron en los pabellones del Escuadrón 26º de Gendarmería Nacional, pero muchos, según ellos mismos contaron, no pudieron cerrar los ojos por lo que les iba a tocar enfrentar a partir de ayer.

El clima era también otro tema que estaba presente en las conversaciones, después de lo que ocurrió el año pasado, cuando la lluvia y las fuertes nevadas acompañaron buena parte de la macha, tanto en la zona de Alto de Las Frías como así también en la trepada al Espinacito.

Tanto fue el mal clima en la séptima edición del Cruce Cordillerano que hasta el gobernador José Luis Gioja con la gente de Gendarmería, Ejército y los baqueanos tuvieron que evaluar si seguían o no. Al final siguieron.

Afortunadamente, este año el buen clima acompañó la marcha en la salida desde la Estancia Manantiales y los rayos del sol entibiaron la partida al punto que muchos iban en mangas de camisa o con remeras, aunque con el abrigo a mano. Es que, como dicen los baqueanos de Gendarmería, con el clima en la cordillera nunca se sabe y lo que en un sector de la montaña asoma con buena temperatura, puede tornarse en cuestión de horas en lluvia o el temido garrotillo, una especie de escarcha que cae como si fueran pedacitos de hielo.