Hay miradas y miradas. Algunas pasan desapercibidas, pero hay otras que penetran. Esta es una de esas que cuando se mira por primera vez, inevitablemente cualquiera se queda contemplándola unos segundos más.

Tiene algo, sí. Es difícil de explicar con palabras. Tiene magia, tiene encanto. Traspasa.

Ella es “La niña de La Planta”. No se sabe ni su nombre ni su edad. Sólo que en ese pueblo diminuto de Caucete habita la pequeña que resalta con su mirada.

La fotografía la tomó el profesional Jorge Amaya. Cuando se ve la imagen ¿no hace recordar a una histórica fotografía mundial? Sí, hay un parecido con "La niña afgana", aquella que protagonizó la portada más conocida de la historia de National Geographic en 1985. La inolvidable imagen de la niña de los ojos verdes acabó siendo un símbolo internacional de los refugiados y de la inestabilidad política y social de la región. 

Será más o menos parecida, no importa. Lo cierto es que “la niña de La Planta” es sin dudas un caso que atraviesa la barrera de lo ordinario.