"¿Hasta dónde de alto va a ser el fuego?". Le preguntó Diego, un nene de 7 años, a Dafne. La nena le dijo que nunca había visto cómo se quemaba un ninot, porque el año anterior ella era muy chica y se había quedado dormida la noche de la fiesta. Los niños estaban ansiosos y contaban cómo habían fabricado su propio ninot, que son los muñecos de papel y cartón, que se queman durante las Fallas Valencianas, a modo de dejar todo lo malo en el pasado y empezar un año nuevo. El rostro de los chicos se llenó de asombro cuando las llamaradas empezaron a superar la altura de los árboles. Fue el domingo pasado a las 2 de la mañana en el Centro Valenciano de San Juan al celebrarse las Fallas Valencianas. Por primera vez se celebraron las Fallas Infantiles y los niños quemaron su propio ninot, ubicados a un costado de los muñecos gigantes que representaban la unión de las culturas españolas y argentinas.
Durante todo el verano los chicos construyeron sus muñecos en base a distintas leyenda de animales. Todo tuvo un mensaje. Y al fin, durante la celebración tuvieron su momento especial. Fue uno de los instantes más emocionantes de las Fallas. Desde muy temprano, los niños comenzaron a rondar los inmensos muñecos que estaban a un costado del predio donde se hizo la fiesta. No faltaron los que se pusieron a jugar en el arenero del club. Y cuando empezaron a ver los primeros fuegos artificiales estallar en el cielo, sus ojos no se despegaron de la escena. Ese fue el broche de la celebración más importante de la comunidad Valenciana en la provincia.
Este año la fiesta tuvo otro condimento especial: unir culturas. Es por eso que entre el aroma a paella y rabas fritas, a media noche comenzó a sonar una chacarera, un tango y hasta una tonada. Unos 100 artistas sobre el escenario, entre bailarines, músicos y cantantes, le pusieron melodía a la noche. Así, entre flamenco y la zamba, el show artístico impecable que tuvo como protagonistas a Mariza Gil, Inti Huama y Opus 7, terminó con más de 3.000 personas levantando sus copas y agitando pañuelos.
El final de la fiesta fue el más impactante de los últimos años. Durante quince minutos el cielo se iluminó con distintos colores y formas. Un espectáculo de fuegos artificiales dejó a más de uno con la boca abierta. Mientras sonaba de fondo, una canción típica de Valencia.