El pasado 2 de marzo, la reconocida abogada sanjuanina Blanca Roisman de Spollansky de 78 años y su hermana Berta (81) partieron desde Buenos Aires en el crucero "Celebrity Eclipse" para cumplir un sueño, recorrer el sur argentino hasta llegar al puerto de San Antonio, en Chile.

Lo que sería un viaje de placer se convirtió en una pesadilla que aún continúa,  ya que recién hoy pudieron descender del barco en Estados Unidos. “Después de más de 20 días arriba del crucero con 4 personas infectadas les permitieron bajar para tomarse un avión desde San Diego hasta Miami. Luego viajarán a San Pablo, donde ya tienen reservado un hotel dentro del aeropuerto brasilero. Pero todavía no sabemos cuándo van a poder volver en algún vuelo de repatriación. Realmente estamos muy nerviosos y estresados por esta situación, porque la medicación que tiene se le acaba el próximo domingo”, explicó Sandra Spollansky, hija de la abogada que desde hace cuatro años vive en Buenos Aires.

Juntas. Blanca Spollansky (derecha) y su hermana Berta en uno de los puertos del sur argentino antes de llegar a Chile.

El lujoso barco que no pudo ingresar al puerto chileno de San Antonio debido al cierre de fronteras que estableció el pasado 16 de marzo el vecino país, estuvo dos días para llegar hasta el puerto de Valparaíso, donde tampoco pudo anclar.

“Mi mamá es diabética e hipertensa y toma otras medicaciones también, al igual que mi tía. Recién en Valparaíso pudieron abastecerlos  con lanchas de medicamentos, comida y combustible, con el cual tuvieron que viajar durante diez días hasta el puerto de San Diego, en Estados Unidos, donde tampoco los dejaron bajar inmediatamente”, comentó su hija.

El barco, que zarpó los primeros días de marzo, funcionó a modo de encierro de lujo durante casi un mes para 4 mil personas -entre 2650 pasajeros y 1221 miembros de la tripulación.

El Celebrity Eclipse amarró en puerto estadounidense el pasado 31 de marzo, pero sólo pudieron descender los ciudadanos norteamericanos y europeos. Fue aquí donde al bajar detectaron el caso positivo de COVID-19 de una turista y tres miembros de la tripulación.

“A la mujer que dio positivo la bajaron, pero su marido y los tres tripulantes que también tienen el virus los aislaron arriba del crucero, con personas como mi mamá y mi tía que además de estar en el grupo de riesgo por la edad, tienen patologías previas que las hacen más propensas al virus”, comentó Sandra, quién es médica y trabaja en Instituto del Diagnóstico en Buenos Aires.   

En el barco donde viajaba la sanjuanina también había otros  60 argentinos que armaron un grupo de WhatsApp para poder comunicarse, ya que desde que llegaron a Estados Unidos, quedaron confinados en sus camarotes sin posibilidad de circulación y comunicación interna.

“Por suerte liberaron el internet y si se sentían mal los atendían médicamente. Nosotros mantuvimos siempre comunicaciones con ella. Pero en los últimos días ya era muy difícil. Cuando hablaba con ella sentía que se estaba despidiendo, como diciéndome con la mirada: si me toca me toca. Y cuando nos despedíamos, ella siempre diciendo que nos amaba mucho a todos  y tratando de mantenerse fuerte y darnos tranquilidad”.

El crucero de lujo tiene 315 metros de largo y 122 mil toneladas, con capacidad para casi 3 mil pasajeros, spa, 11 restaurantes y hasta cuatro piletas.

Las últimas noticias sobre Blanca y su hermana Berta llegaron anoche a las 00.30 horas (hora local), cuando les avisaron que debían armar las valijas para descender y pisar tierra firme luego de más de 20 días sobre el crucero.

Los argentinos varados viajarán hoy desde San Diego a Miami en vuelo chárter y desde ahí a San Pablo, donde esperarán algún vuelo de repatriación, sin saber a ciencia cierta si deberán cumplir algún periodo de cuarentena en uno de los países latinoamericanos más afectados por el coronavirus.

“Extraoficialmente, la chica que le maneja los pasajes y vuelos a mi mamá nos dijo que existía la posibilidad de que el domingo 5 haya un vuelo de repatriación desde San Pablo a Buenos Aires, pero no tenemos  nada seguro y eso nos pone muy mal a mí y mis tres hermanos”, contó Sandra.

Y concluyó: “Sabemos  que ha estado en el crucero con gente infectada, sabemos que ha sido un suplicio lo que han vivido y todavía queda saber si tienen que hacer cuarentena en Brasil para llegar hasta Buenos Aires, donde también deberán hacer la cuarentena al venir del exterior. Sabemos que va a pasar mucho tiempo hasta que la volvamos a ver, pero queremos que esté aquí”.