�El partido entre Vélez y San Lorenzo comenzó 18.30 (media hora más tarde de lo pautado) debido a las demoras en la habilitación del estadio en Liniers. Es que en el mediodía de ayer, en la inspección final, se encontró pirotecnia y mucho alcohol debajo de la cabecera local, por lo que los organismos de seguridad querían clausurar ese sector. Aunque luego de diversas reuniones se dispuso, recién a las 16.50, que los hinchas de Vélez pudieran ocupar la cabecera donde habitualmente se ubica la barrabrava. La llegada de los jugadores de San Lorenzo al vestuario local también marcó la falta de organización: debieron hacerlo cruzando el campo de juego.
Mientras que tras la coronación del Ciclón, jugadores y auxiliares del equipo que estaban en el vestuario fueron reprimidos por la Policía Federal cuando intentaban llegar al campo para celebrar con sus compañeros. Una mancha más en este fútbol argentino.
