Al momento de proyectar una casa o un edificio es importante que el proyectista tenga en cuenta todo lo necesario para evitar las ganancias de calor que proceden del exterior del edificio: la radiación solar y la temperatura exterior. Tampoco hay que olvidar el calor generado internamente por la iluminación y todos los aparatos electrodomésticos que permanecen encendidos. Se debe tener presente que se necesita energía para hacer funcionar esos aparatos y también para extraer el calor que producen. Con la introducción de técnicas de refrigeración natural en la edificación, es posible asegurar el confort térmico interior y reducir la demanda energética. Por lo tanto el concepto de refrigeración natural pasiva se soporta sobre dos pilares fundamentales: evitar ganancias de calor desde el exterior o técnicas preventivas y potenciar la disipación de calor en la edificación o técnicas activas de refrigeración. La medida más eficaz para ahorrar energía en la refrigeración de un local es acondicionarlo con estrategias bioclimáticas, tales como: Diseñar casas y edificios con la orientación adecuada, de forma que en invierno capten radiación solar, y en verano se protejan de ella. Esta estrategia, sin sobrecosto alguno puede suponer un ahorro por sí sólo cercano al 10%. Disponer de unas protecciones solares adecuadas, que impidan la radiación directa en el interior de los edificios. Estas protecciones pueden ser fijas (voladizos, aleros), o móviles (toldos, persianas, etc). Diseñar las fachadas con soluciones constructivas que permitan respirar al edificio, limitando las ganancias energéticas a través del cerramiento, como por ejemplo las fachadas transventiladas. Ventilaciones cruzadas durante el día entre distintas fachadas. Hay que atender a la dirección predominante de los vientos y al soleamiento de las fachadas, para evitar que se produzcan inmisiones de aire exterior más caliente que el interior. Fuente: Construir y decorar
