Alan (3) se convirtió rápidamente en el regalón del equipo. Es que su saludo no era dar la mano o un beso, sino un abrazo, de esos que son fuertes y cariñosos. El niño con síndrome de Down se colgaba del cuello de los jugadores y pedía que lo levantaran, por lo que terminaba mirando tan alto como la estatura de los voleibolistas se lo permitía. Comprador, la criatura fue uno de los chicos que estremeció el temple de los integrantes de UPCN Vóley, que ayer hicieron una pausa en su entrenamiento para llevar ayuda a solidaria a una agrupación de padres que tienen hijos discapacitados (y que a modo de integración ahora sumaron a otros sin discapacidad), en 25 de Mayo. Esta ONG se llama Aprender a Volar y los bicampeones argentinos la apadrinaron hace unos meses, por lo que la de ayer fue la primera ayuda que brindaron.

Los voleibolistas y el cuerpo técnico realizaron aportes personales y ayer entregaron en privado la colaboración a la presidente de Aprender a Volar, Myriam Figueroa, sin que ofrecieran más precisiones. Además, regalaron 35 pares de zapatillas, camisetas y pelotas autografiadas. ‘Nosotros aún no caemos que el mejor equipo de vóley del país sea nuestro padrino y que nos ayude de esta manera. Son cosas que nos hacen creer que los sueños se hacen realidad’, dijo Myriam. La mujer contó que con la ayuda de los jugadores, comprarán mobiliario y elementos para el taller de artesanías, que cuenta con 50 chicos.

Si bien los voleibolistas tenían pensado realizar la donación tras el entrenamiento matutino y volver rápidamente para trabajar por la tarde (hoy parten a Miramar para jugar el Súper 4, el último torneo del año), cuando llegaron al polideportivo del club 25 de Mayo se encontraron con que las madres de los chicos habían preparado pollo y pizza para convidar.

Tras el almuerzo, los anfitriones mostraron un video con las artesanías que hacen los chicos y algunas imágenes de los niños en el estadio, ya que son infaltables cada vez que el equipo juega de local. ‘Nos sentimos pequeños ante el trabajo que día a día hacen Myriam, las mamás y las docentes en Aprender a Volar. Por eso, siempre vamos a estar para ayudarlos’, dijo Fabián Armoa.

Fue entonces que entregaron las donaciones y algunos chicos empezaron a ver los distintos modelos de zapatillas Athix que recibieron. Luego hubo un peloteo entre los jugadores, un improvisado picado de fútbol con los voleibolistas y los niños y un enésimo brindis con gaseosa por la amistad entre los padrinos y los ahijados. El final fue con abrazos y un gracias que se repitió hasta que el último momento. ‘Que Dios los bendiga y que sigan los triunfos’, se despidió Myriam entre lágrimas.