Costear el dique de San Agustín para llegar a ver los morteros. Subir un cerro para sorprenderse con los petroglifos que están intactos. Caminar por un sendero cubierto de arcilla, rodeado de piedras que todavía guardan rastros de los antiguos pobladores del lugar como si se tratase de un túnel que conduce al pasado. Introducirse por una huella cubierta de vegetación para toparse con los trapiches gigantes. Estas son algunas de las cosas que se puede disfrutar si se recorre la ruta arqueológica que ofrecen en Valle Fértil para atraer a los turistas.

El recorrido abarca tres localidades vallistas, pero según dicen desde Turismo del departamento, hay restos de culturas aborígenes por todas partes, sobre todo en la zona de Las Tumanas. Lo primero que se visita al realizar la ruta de los ancestros es San Agustín, donde hay dos sitios importantes. Uno se encuentra a metros del dique y es donde se puede ver los morteros que usaron los diaguitas hace 500 años. De ahí se puede ir hacia el río y después de costearlo unos 500 metros se llega hasta el sitio que los vallistos bautizaron como Piedra Pintada. A varios metros de altura, en el corazón del cerro, se encuentra una piedra de grandes dimensiones que todavía conserva los dibujos que hicieron los diaguitas.

La otra localidad que incluye el recorrido es Usno. Allí, para ver los restos arqueológicos, hay que caminar por un terreno rojizo, cubierto de arcilla. Lo que más llama la atención es que los petroglifos están al costado del sendero, que culmina en la cima de un cerro donde los descendientes de diaguitas que todavía viven en Valle Fértil colocaron una bandera de los pueblos originarios. El recorrido culmina en Chucuma. Si bien en este lugar lo que hay no son restos de los diaguitas, fue incluido en la ruta porque los trapiches que hay son muy llamativos.