No importó la llovizna ni el frío que caló profundo en los huesos de los participantes. Sin contratiempos y a galope firme, los jinetes que participaron de la Cabalgata del Camino Huarpe, en Sarmiento, tomaron su rumbo en la mañana de ayer. Partieron alrededor de las 10 tras la bendición que impartió monseñor Alfonso Delgado.
La columna de caballos, unos 200, partió rumbo al destino de esta edición, que fue el pueblo de Divisadero. Pero antes de llegar, hicieron varias paradas.
Fue al mediodía cuando los jinetes detuvieron sus caballos en Cañada Honda. Ese fue el primer descanso. Allí fueron recibidos con mate y sopaipillas para que los cuerpos entraran en calor. En este lugar, los participantes volvieron a cargar provisiones para continuar la marcha en una jornada donde las nubes comenzaron a ser más densas ni bien avanzaban las horas.
Otra de las paradas importantes fue en la localidad de Los Berros. Allí fueron recibidos por los gauchos del pueblo. Fue cuando compartieron un asado en las instalaciones de la agrupación gaucha. Pasadas las 16, retomaron el camino, con una llovizna penetrante. Cerca de las 18 la columna de caballos llegó hasta su destino final, Divisadero.
Por la tarde llegó la hora de inaugurar el predio gaucho de ese pueblo, y hacer las tradicionales jineteadas. Luego comenzaron con las destrezas criollas y la monta de ternero.