En el medio del campo, rodeada por tierra salitrosa y algunos arbustos, la imagen de María Reina de la Paz llama la atención. Es casi imposible transitar por la calle Zapata, al Sur de Ruta 20, en la zona de Las Chacritas y no verla. Esa imagen fue colocada en un terreno que pertenece a la familia Zabala, que vive en Buenos Aires. Dicen que eligieron ese lugar porque en un sueño vieron la virgen en ese terreno. Además, según Raúl Zabala, uno de los propietarios, dijo que la pusieron en ese sitio para agradecer la vida que llevan junto a sus hermanos y la que llevó su madre, que era sanjuanina y que en 1969 se fue a vivir a Buenos Aires para buscar un futuro mejor. Ahora, esa imagen es cuidada por la gente que vive en la zona.
Desde hace más de 40 años los Zabala (Daniel, Miryam, Jorge, Raúl y Analía) viven en Buenos Aires. Durante muchos años pasaron sus días en una casa que estaba junto a una iglesia y ahí fueron monaguillos y catequistas. Siempre estuvieron muy ligados a la religión y están seguros que esa fe los guió a poner la Virgen de la Paz en el campo de 10 hectáreas que heredaron de su madre, que era oriunda de 9 de Julio. Sobre un pedestal, que fue construido por albañiles sanjuaninos y que después fue decorado voluntariamente por una mujer que asegura que la imagen le cumplió un deseo, la Virgen está rodeada de flores que la gente le deja. Esto, a pesar de que muchas se vuelan con el viento o se mueren por el intenso sol. Incluso hay fieles que hasta en latas de gaseosas dejan plata para dar las gracias.
‘Un día llegaron y nos contaron que querían poner una virgen en el campo, porque uno de ellos había soñado con la imagen en ese lugar. Nos pareció algo hermoso y desde ahí nos comprometimos a cuidarla, porque ellos están lejos’, dijo María Torres, una de las mujeres que todos los días carga una carretilla con baldes con agua para poder regar algunas plantas que ellos mismos colocaron, en ese lugar que para muchos ya es como una gruta o un santuario.
Los Zabala cumplieron un sueño. Es que además de la aparición de la virgen, ellos aseguran que la idea de poner a Nuestra Señora de la Paz en ese terreno los unió como familia, pues hasta comenzaron a vincularse más con sus tíos que viven en San Juan y con los cuales casi no tenían contacto. Incluso, Raúl contó que con sus hermanos se unieron más y trabajaron en equipo. Buscaron por gran parte de Buenos Aires los mejores precios para comprar la imagen. Juntaron dinero entre todos para comprarla y después hasta colaboraron para pintarla. Y no fue una tarea fácil, pues ninguno de los cinco Zabala es artista, pero lo hicieron y la imagen quedó lista. Después viajaron a San Juan con ‘el paquete’ en un auto y acá los vecinos, que son los que hoy hasta pidieron a la Municipalidad que ilumine la zona para evitar el vandalismo, los recibieron con los brazos abiertos.
Los vecinos fieles
Si bien la tarea de la familia ocupó casi todo el protagonismo de la historia, no son los únicos que aportaron su granito de arena. Hay un grupo de gente que vive cerca del lugar y que todos los días arregla la imagen. ‘Nosotras nos encargamos de sacar las flores viejas y juntamos todo el dinero que le dejan para comprar bolsas de cemento. Queremos hacerle un veredín’, dijo Nelly Orquer, otra de las mujeres que colabora con el mantenimiento. Ella y María, que son las vigilantes de la virgen, contaron que todos los días muchas personas se detienen a pedirle o agradecerle. ‘Incluso hay un hombre que pidió por una enfermedad y ahora nos dijo que quiere hacerle un techo para protegerla del sol, en forma de agradecimiento. Nosotros soñamos que con el paso del tiempo se convierta en un lugar más popular’, dijo María, mientras acomodó las flores que hasta los niños le llevan.
