Más de un chico toca no solo violín sino que incentivado por la escuela y por su casa -por supuesto- ha incursionado en otros. Algunos ya integran bandas y son asiduos concurrentes a conciertos y "tocadas”. Y otros, a partir de la experiencia de años y años de taller, ya definieron que su destino estaba en el camino de la música.
"Aprender violín es muy interesante porque es un instrumento complicado que exige técnica y dedicación. Es una puerta abierta a probar con otros instrumentos. Esto ayuda a desarrollar el oído, a conocer cada día más de música y a soñar con ser artista”, coinciden Federico Martínez, Candela Buasso, Mariano Acosta, Luciano Andreoli, Ezequiel Guerra y Nicolás Guerra, todos alumnos del último año de la secundaria y a punto de despedirse de la escuela con un recital en plena fiesta de egresados, según planean.