‘Ellos están tan lejos de sus casas y nosotros somos unos bendecidos por poder volver a este lugar’, dijo Rodolfo Cordiglia minutos después de colgar un puñado de rosarios en las tumbas de los soldados argentinos fallecidos durante la guerra de Malvinas. A 100 kilómetros del pueblo malvinense yacen los cuerpos de quienes combatieron, entre ellos hay dos sanjuaninos. La mayoría eran veinteañeros. Entre la emoción de visitar las tumbas de compañeros, de poder cantar a viva voz el himno nacional y de desplegar sólo por unos minutos la bandera argentina, los 25 excombatientes sanjuaninos ayer hicieron historia. Por primera vez una delegación de veteranos argentinos pasa un 2 de abril en las islas tras el conflicto de Malvinas. El grupo se emocionó, recordó, registró cada imagen, rezó y hasta se pudo hablar en vivo y en directo con el gobernador Sergio Uñac, a través de una videoconferencia dentro del Cementerio Darwin.
Desde que comenzó esta travesía, el pasado 22 de marzo, el de ayer fue el día más fuerte. No sólo por un remolino de emociones que invadió el grupo ni bien subió a los vehículos para llegar al cementerio. Sino que además implicó todo un desafío tecnológico. Nadie antes había realizado una videoconferencia desde Malvinas, mucho menos desde el Cementerio Darwin y un 2 de abril (ver aparte).
Tras casi dos horas de viaje por un camino pedregoso, los veteranos observaron el paisaje, para algunos muy conocido, como si se tratase de una inmensa cancha de golf plagada con piedras de acarreo. El buen clima acompañó durante la primera parte de la jornada. Pero ni bien pisaron el cementerio, las nubes grises cubrieron el cielo y el viento aumento la velocidad. Cerca de las 11, el grupo empezó a ingresar lentamente al cementerio, que se puede ver a la distancia. En silencio recorrieron las tumbas, buscaron nombres de soldados conocidos, rezaron y colocaron rosarios. Si hay algo que caracteriza al lugar es el sonido de los rosarios que golpeaban sobre las cruces. El viento zumbó en los oídos todo el tiempo y como agujas penetraron todos los abrigos.
Llanto, ojos que se agudizaron buscando nombres en las lápidas negras. Arrodillados, rezaron plegarias, pidieron perdón, palparon las tumbas, como si esas manos pudieran estar más cerca de los cuerpos helados que quedaron allí en 1982.
Recorrieron lentamente cada pasillo del cementerio. Las zapatillas se hundieron en la turba malvinense y cada vez que se arrodillaron, el frío traspasó sin piedad los pantalones. Un ritual que esperaron por 34 años fue colocar los rosarios en todas las cruces de las tumbas. Algunos hasta dejaron flores. Sin embargo, uno de los momentos más significativos fue cuando tres excombatientes se ayudaron entre sí para trepar la cruz más grande del cementerio y colocar un rosario bendecido por el papa Francisco.
Pero las emociones no terminaron allí. Pocos minutos les bastó para desplegar la bandera Argentina y la de Malvinas, para tomar la foto de rigor. Este es en el único sitio de las islas donde los argentinos pueden darse el permiso de expresar lo que sienten por Malvinas. Luego hicieron un abrazo simbólico. Los 25 hombres se tomaron de las manos y recorrieron todo el predio para terminar con una oración al pie de la cruz principal. Fue entonces cuando se hizo inevitable el abrazo. Tras dos semanas de viaje ayer, muchos pudieron sacar emociones reprimidas por 34 años. Lloraron por primera vez luego de la guerra. Quizás lleve un tiempo procesar tanto impacto en el alma. Pero lo que sí tienen claro es que acaban de cumplir un sueño por el que vienen trabajando hace años. El viaje fue organizado por el Gobierno de la provincia. Del contingente también forman parte el ministro de Gobierno, Emilio Baistrocchi, y la titular de Relaciones Internacionales, Elena Peletier.
En el cementerio estuvieron 4 horas. Allí, el tiempo tomó otra dimensión. Tomaron fotos, filmaron, se abrazaron, rezaron y hasta tomaron mate para aplacar el frío. A muchos les costó retomar las palabras, luego de mucho silencio y ojos enrojecidos. Al atardecer volvieron al pueblo. Ese regreso fue distinto. El Sol malvinero dejó de calentar, la llovizna dejó sus huellas en las calles empinadas y los excombatientes se dispusieron a bajar la adrenalina luego de una jornada intensa.
Para hoy, la idea es visitar algunos campos de batalla. Ese será otro circuito que conmociona porque algunos de los veteranos estuvieron allí.