La Presidenta de la Nación condenó la postura de Gran Bretaña de iniciar la exploración de hidrocarburos en la zona cercana a las islas Malvinas. Lo hizo a través de su discurso frente a los 33 jefes de Estado que participaron en la reunión de la Cumbre de América latina y el Caribe (CALC). Más allá de toda condena o rechazo por medio de palabras, en este tipo de situaciones lo que exige primacía es el diálogo diplomático: una materia aún pendiente, cuya carencia fue puesta de manifiesto en el gobierno de Néstor Kirchner y ahora en el de su esposa. De hecho se han multiplicado los nombramientos de embajadores políticos en detrimento de los de carrera; se envían emisarios que dicen representar al país pero lo que poseen es una serie de antecedentes indicativos de deudas graves con el respeto a la justicia, como es el caso del piquetero Luis D’Elía, o se acude a la razón de la fuerza y no a la fuerza de la razón y del derecho.
La diplomacia es un arte que no se improvisa y que requiere preparación adquirida, no sólo en base a la formación alcanzada a través del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, sino en las aptitudes e idoneidad de parte de quienes deben llevar adelante negociaciones con cierto grado de complejidad, como es en este caso la controversia con el Reino Unido. Algunos de los países socios del gobierno argentino, como es Venezuela, no ayudan en absoluto a limar asperezas, zanjar litigios y permitir que se llegue a conclusiones pacíficas.
El presidente Hugo Chávez, en una demostración más de su excentricidad y falta de prudencia expresó que Argentina no estará sola en un hipotético conflicto armado con Gran Bretaña por la soberanía de las Islas Malvinas. No quedaron ahí sus declaraciones, sino que avanzó hasta decir: "Mira tu Inglaterra, ¿hasta cuándo vas a estar tu en las Malvinas? Reina de Inglaterra, a ti te hablo, ya se acabaron los imperios, ¿no te has dado cuenta reina de Inglaterra? Devuélvele las Malvinas al pueblo argentino". Lo cierto es que un personaje autoritario que hace de la prepotencia usurpadora su mejor arma de gobierno, no tiene autoridad moral alguna para que sus palabras sean acogidas positivamente. Henry Kissinger señalaba que "la diplomacia es el arte de limitar el poder a través de la palabra". Tal vez, de esto sea de lo que se esté careciendo por parte de las autoridades argentinas y británicas.
