Miguel Marinero, popularmente conocido como "Mama-Mama", ya descansa en paz en el cementerio San Miguel de Rawson.

A las 15 de este jueves fue el entierro de sus restos, en una ceremonia que contó con la presencia de algunos de sus familiares.

En este marco, este diario accedió a material inédito relacionado a la vida del querido personaje sanjuanino. Se trata de lo último que escribió (allá por diciembre de 2019), plasmado en una pequeña libreta donde mientras estaba internado en el Hospital Marcial Quiroga practicaba la escritura de su nombre.

Desde el área de asistencia social del nosocomio le daban ese tipo de actividades para mantenerlo activo y para medir su evolución, luego del ACV que sufrió en el último verano y que lo condenó a muerte.

"Lo que más queda de es el cariño y el amor que le tuvo la gente del hospital (Marcial Qurioga). Los enfermeros, las enfermeras... yo mismo los he visto, se han portado excelente con él. Los de seguridad también, siempre me preguntaban por él, siempre lo querían. Eso es lo que rescato, estoy muy agradecida con ellos, siempre lo ayudaban dentro de sus posibilidades", dijo Virginia Marinero, su media hermana, quien agregó que "el cariño y el amor que le han transmitido para mí ha sido algo que me ha sorprendido".

Quién era

El "Mama-Mama" en realidad se llamaba Miguel Marinero y falleció ayer por la tarde a sus 51 años, luego de padecer varios problemas de salud. El que lo terminó condenando fue el ACV que sufrió el último verano. Lo afectó de tal manera que las secuelas fueron múltiples y su deterioro se profundizó día a día.

El Marcial Quiroga era su casa. Pasó años viviendo allí, en una pieza del primer piso. Allí también le trataban las úlceras en sus miembros inferiores (era recurrente verlo con sus pantorrillas vendadas), otro de los tantos achaques que padecía. 

Foto de Tiempo de San Juan

El querido personaje tenía una discapacidad a causa de que de niño había sufrido meningitis. Al apodo se lo pusieron justamente por sus problemas a la hora de intentar comunicarse. 

Era común verlo en diferentes espacios públicos vendiendo estampitas o cuidando autos para ganarse unas monedas. 

Detrás del hombre se escondía una triste niñez. Cuando su madre murió lo empezó a criar su abuela. Hay quienes dicen que esa mujer, cuando se alcoholizaba, llegaba a prostituirlo.