Los cambios que se producen en la primavera están muy ligados a la mayor cantidad de horas de sol por lo que aquí se detallan algunos beneficios, siempre y cuando la exposición sea acompañada de protección, en los horarios menos peligrosos y en dosis precisas, teniendo en cuenta que como cualquier actividad que se haga en exceso puede causar efectos negativos. El sólo hecho de caminar, salir, pasear en las horas del día, alcanzan para lograr los siguientes efectos positivos: * Efectos sobre la piel: Dilatación de los vasos superficiales; más afluencia de sangre lo que contribuye a evitar la congestión de órganos internos de tórax y abdomen. La radiación solar, en concreto la que llega en forma de rayos ultravioleta, posee un potente efecto bactericida; esto significa que es especialmente efectiva para eliminar, desinfectando, las heridas cutáneas. * Efectos sobre el aparato locomotor: La radiación ultravioleta genera vitamina D en las células de la piel; como es bien conocido, esta vitamina es responsable de la fijación y asimilación del calcio que se ingiere a través de algunos los alimentos, de modo que exponerse a la luz facilita el fortalecimiento de los huesos. La irrigación sanguínea en los músculos también se ve favorecida por la luz solar, que proporciona energía a partir de los procesos bioquímicos que tienen lugar en las células de dichos músculos. Estimula la producción de glóbulos rojos, blancos y plaquetas en la médula ósea. De igual modo, reduce el nivel de glucosa en la sangre, permitiendo una mayor tolerancia hacia los carbohidratos, aspecto relevante para los pacientes diabéticos. * Efectos sobre el sistema nervioso: tomar sol genera una sensación de bienestar al estimular las terminaciones nerviosas de la piel, lo que provoca una reacción favorable sobre el cerebro. * Efectos sobre el sistema endocrino: Toda luz solar, que llega a la retina en forma de estímulos luminosos, se transmite posteriormente al cerebro. Dichos impulsos nerviosos ejercen influencia sobre la hipófisis, responsable de la producción de hormonas, como las presentes en ovarios y testículos. Su actividad, en efecto, depende en buena parte del flujo de luz solar que alcance la retina.
