Los cuatro artistas no salen de su asombro. Nunca imaginaron que la intervención de arte público en la Plaza de Desamparados, para la cual cortaron la luz y recrearon rituales que tienen que ver con la brujería, desataría una especie de psicosis que tiene a los vecinos de los barrios aledaños bastante asustados. Incluso, hubo quien se encargó de hacer imprimir y pegar en la plaza y calles cercanas, afiches que advierten sobre prácticas de brujería que según consigna el texto, "no son recientes sino que datan del tiempo de Sarmiento". Los afiches también aparecieron pegados en comercios del muros y locales comerciales del microcentro, atrayendo gran cantidad de miradas sobre la advertencia acerca de "rituales paganos y prácticas de brujería en la Plaza de Desamparados".
"A eso de las 11 de la noche -relató Sergio Centeno, integrante del Grupo de Arte Maldita Costumbre, que fue el realizador de la intervención- se hizo un apagón en la plaza y prendimos algunas velas negras e hicimos figuras con sal. La gente se acercó, algunos miraban con desconfianza, pero nadie nos atacó ni hizo algún comentario negativo". Además de Centeno, el Grupo Maldita Costumbre está integrado por Pamela Ponce, Martín Quiroga y Mariana Olivares. Según dijeron, "la idea surgió porque siempre existió una especie de leyenda urbana que daba cuenta de la existencia de brujas en el barrio Puyuta".
Aunque la intervención duró sólo una noche, el miedo se apoderó de algunos vecinos, que relacionaron lo que había pasado en la plaza con experiencias propias. Y mientras algunos cerraron las puertas de sus casas, limitándose a decir que no querían hablar del tema, otros contaron sus experiencias, pero pidiendo reserva de su identidad.
"Hace más de 30 años que vivo en este barrio y siempre pasaron cosas extrañas. Hace poco, nos dejaron un gato muerto en el jardín que tenía una cinta roja envolviéndole las patas y a los dos días, mi hermano tuvo un accidente. Mi hermano se cambió de barrio, porque está seguro que le hicieron un mal", contó una vecina. Otra reveló que en varias oportunidades, había visto velas negras y rojas en la vereda de la casa contigua a la suya y que el matrimonio que allí habitaba, se separó al poco tiempo.
Para el padre Augusto Recabarren, párroco de Desamparados, "no hay que perder el tiempo en historias de brujas. Hubo algunos comentarios sobre el tema -dijo- pero desconozco el origen. Nunca vi nada raro en la plaza ni en el barrio. Y en la homilía, traté de llevarles un poco de tranquilidad a los vecinos, explicándoles que la oración es la mejor práctica para perder estos temores".
Uno de los empleados municipales que trabaja habitualmente en la plaza reveló que durante el último fin de semana, unos chicos integrantes de una banda de música cristiana estuvieron en la plaza cantando canciones religiosas. "Decían que era para alejar a las brujas y la maldad", dijo el hombre.
Otros testimonios brindados por quienes transitan a diario por la zona dan cuenta de gente quemada con algún tipo de ácido al sentarse en la escalinata de la estatua de Salvador María del Carril que hay en el medio de la plaza. "Yo siempre estoy en esta esquina -contó Gerardo, un malabarista que trabaja en el semáforo de Avenida Libertador y Fray Justo Santa María de Oro- y aunque no he visto nada, he escuchado a mucha gente que sí cree en esas cosas". El canillita del kiosco de la plaza, de apellido Sánchez, se mostró enojado con los comentarios. "Todo esto empezó cuando vinieron esos chicos a prender velas negras. Y la gente, que no entiende, ahí nomás empieza a imaginarse cosas", aseguró.

