"Si no cuentan, no preguntamos. Es una cuestión de respeto que se mantiene desde hace años”, afirman en la administración de la Difunta Correa. Por eso, es y será una incógnita la aparición de miles de donaciones curiosas (y de las tradicionales también) que no tienen dueño y menos aún se conoce el motivo que llevó a dejarlas como parte de una promesa cumplida. La fe de los devotos a la Difunta Correa no conoce fronteras y entre todas las ofrendas hay objetos que escapan al común denominador, que las convierten en raras y llamativas. Así, en la loma hay desde bombachas que recuerdan una relación sexual o una menstruación, a uñas, cordones umbilicales y, últimamente, hasta cenizas de personas fallecidas.
“Después de muchos años de trabajar acá, yo veo todo muy común.
Es como si alguien que viene por primera vez preguntar por qué hay casitas o chapas patentes, que es algo que a todos los sanjuaninos no nos llama la atención. En la Difunta Correa hay donaciones de todo tipo, de lo que se pueda imaginar. Y eso para mí es parte de la fe”, cuenta Daniel Rojas, al frente de la Administración Difunta Correa.
Entre los objetos que rompen el molde y que pueden verse en la loma o en sectores cercanos, se encuentran bolsas con pelos de bebés, niños, mujeres u hombres, ya sea en mechones o trenzas. También hay vello púbico e incluso ropa interior, especialmente de mujeres.
Viviana Fasce, museóloga que durante 19 meses estudió las decenas de miles de donaciones a la Difunta Correa y que entre todas seleccionó 600 para exhibir en el museo que quieren inaugurar el mes que viene, afirmó que durante el rastrillaje encontró objetos que al principio le resultaron extremadamente llamativos, pero que luego vio como muestras de una profunda devoción.
“Por ejemplo, hallamos una bombacha supuestamente con restos de una relación sexual o una menstruación. Y eso me hizo pensar qué circunstancias pudieron llevan a una persona a llevar esta prenda como parte de una promesa, qué necesidad tenía para pedirle a la Difunta. Y al fin de cuentas, la respuesta no es otra que la fe, la devoción por Deolinda que no tiene límites ni cosas imposibles para miles de creyentes”.
En tanto, en el lugar también encontraron uñas de niños y bebés, cordones umbilicales y dientes pequeños. Hay sueros a medio terminar, recuerdo quizá de un padecimiento que se terminó, yesos usados en fracturas óseas, remedios, sillas de ruedas o esos viejos aparatos ortopédicos que usaban los enfermos con poliomielitis, a mediados del siglo pasado. También, los fieles ofrendaron estudios de ecografías prenatales, sobres con análisis de sangre o radiografías.
Por otro lado, últimamente ganó espacio la ofrenda de urnas con cenizas de muertos, mayoritariamente porque ésta es la última voluntad del devoto, informó Rojas. “Por lo que nos cuenta la gente, esto se da porque es un pedido de quien muere a la familia, así que los deudos dejan las urnitas en la loma. Como es algo que antes no había y va en aumento, ahora estamos armando capillitas con frente vidriado, para las personas puedan dejar allí los restos en la urna”, agregó Rojas.
A su vez, aunque en menor medida, Fasce contó que también hallaron “velas de distintos colores, que pueden atribuirse a ciertos ritos, quizá aprovechando la energía del lugar”.