Fueron capaces de cavar una zanja y hasta de improvisar un acueducto para que el pueblo no sufra la sequía. Se reunieron para poner en práctica mil y una estrategias para dar de comer a sus hijos. Un poco reposteras, un poco niñeras, maestras y hasta albañiles. No importa la edad, sólo que desde hace 5 años trabajan para mejorar la calidad de vida de su gente. Y fueron estas mujeres las que se pusieron los pantalones a la hora de organizar el cumpleaños número 100 del patrono de Astica. Limpiaron el predio, buscaron donaciones para que todos pudieran comer. Armaron empanadas, buscaron artistas para que animaran la fiesta y fueron las que, fósforo en mano, encendieron la fogata para homenajear al santo. Se hacen llamar Mujeres por Astica. Tienen hasta un logo, pero dicen que no se identifican con ningún color político ni credo. No hay líderes. Todas trabajan a la par. Quizás este sea el secreto por el que la fiesta del martes por la noche generó algo parecido a un milagro: que todo el pueblo se reuniera para festejar, algo que no sucedía desde hace varias décadas. Gracias a estas mujeres, esa noche no faltó nada. Cada chico pudo tomar su chocolate y hasta llevarse un regalo. Por la noche, todos los platos estuvieron colmados de carne, o pasteles fritos, que ellas mismas elaboraron el día anterior. “Somos como el motor del pueblo”, dijo Rosalía Riveros, una de las astiqueñas que forman parte de este grupo.
