Michael Jackson tuvo una salud delicada durante gran parte de su vida con episodios que requirieron atención médica. Según su biógrafo Ian Halperin, además de padecer cáncer de piel, atravesaba por una enfermedad pulmonar grave y estaba a la espera de un trasplante con urgencia. Desde hace años venía padeciendo una “deficiencia Alfa 1-antitripsina”, una condición genética que le provocaba debilidad incluso para una intervención quirúrgica.

Por si esto no fuese suficientemente grave, había perdido el 95% de la visión de su ojo izquierdo junto con una hemorragia gastrointestinal crónica y un enfisema, unido a una pérdida de voz probablemente vinculada a todos estos males.

Halperin explica que, contrario a lo que se dice, el cambio de color de su piel no se debía a una decisión personal sino a una enfermedad que comenzó a presentarse cuando cumplió los 30. Los especialistas sostienen que la enfermedad a que se refiere es el Vitiligo dado por la falta de pigmentación en la piel, lo cual hace que se blanqueen algunas partes del cuerpo, apareciendo manchas desentonantes, que él trató de subsanar.