La historia, contada por títeres y muñecos, comienza con una semilla que describe el proceso de crecimiento de una planta. Y continúa con un árbol que tiene 200 años y recuerda su vida. Entremedio, cuenta cómo eran los cultivos en la época colonial y cómo es la alimentación de hoy. Y destaca el Bicentenario de la Patria y los 20 años de vida del programa Pro-Huerta. Del otro lado del escenario, los niños miran con atención, sentados en el piso, con los codos sobre las rodillas y las manos sosteniendo sus caras. Eso se vio en una de las presentaciones que está realizando la agencia San Martín del programa Pro-Huerta, perteneciente al INTA, en las colonias de vacaciones de algunos departamentos.
El miércoles pasado, los miembros del programa Pro-Huerta llegaron hasta el CIC del barrio Los Andes, en Chimbas, cargados con utilería colorida y muñecos. Allí, 86 niños de entre 7 y 13 años, aprendieron divirtíendose, con la obra que está narrada de tal modo que, primero capta la atención de los niños, luego les enseña, después los hace reir y les sigue enseñando. Con esa técnica, la respuesta de los chicos fue inmediata: interactuaron con los personajes, se rieron y aplaudieron.
Usando esa fórmula, el árbol Vito contó que hace 200 años las familias secaban las semillas de las frutas y verduras para después plantarlas en huertas que armaban en sus propias casas. Y dijo que es lo mismo que hacen ahora muchas familias que están incluidas en el programa Pro-Huerta, sólo que en la actualidad les regalan las semillas. Además comentó cómo era el sistema de riego antes, cuando había canales de tierra cerca de las plantas, y ahora, que se utiliza el riego por goteo.
Después de hablar de la importancia de alimentarse con frutas y hortalizas hechas en casa, sin químicos, Vito les contó a los chicos que este año el programa del INTA cumple 20 años y que el año coincide con el Bicentenario de la Patria. Los chicos cantaron el feliz cumpleaños y después, los que sabían, explicaron qué significó el 25 de mayo de 1810.
Para terminar con las actividades todos marcaron su dedo pulgar mojado con pintura naranja en una bandera del INTA. La misma será expuesta en agosto, en Buenos Aires, durante los festejos nacionales por el aniversario del programa.