La potencia de las luces y el colorido de los fuegos artificiales en la previa de la pelea Martínez-Murray no pueden ocultar los errores organizativos. La lluvia fue un condimento que no ayudó, pero los retrasos inexplicables en el ingreso del público, combates por títulos de diferentes organizaciones que se recortaron y un animador que agitó falsos patrioterismos, fueron las manchas.