Reina Quiroga tiene siete hijas y a su casa en Chimbas se le derrumbó una pieza, mientras que hay dos habitaciones pasadas de humedad y con palos en los techos que amenazan ceder. Sin embargo, como puede está reparando su casa y tratando de volver a la normalidad. Con la ayuda de sus hijas, desarmaba ayer los adobes de lo que fue su pieza para tener tierra seca y colocarla en el techo, luego de haber puesto unos nylons sobre los cañizos. Ella, al igual que otras mujeres que están solas o que simplemente se arremangan para ayudar a sus esposos, se pusieron al hombro la reparación de sus viviendas tras el temporal, en un lento regreso a casa de los damnificados por el temporal.
‘No tengo otra opción que arreglármela sola con mis niñas. A veces viene un familiar y me da una mano, pero no tengo problemas en subirme al techo y tirar tierra’, dijo Reina, mientras cargaba unos adobes en una carretilla.
Lorena Torres tiene tres niños pequeños y tampoco dudó en subirse al techo para colocar un nylon que le entregaron, en una de sus piezas. Es que esa habitación sufrió filtraciones con las lluvias del lunes y martes pasado, al punto que decidió autoevacuarse. ‘Nos acostamos con los chicos y sobre las colchas puse un nylon, como si fuera una carpa, pero llegó un momento en que caía tanta agua que nos tuvimos que ir’, dijo. Lorena también tuvo que poner ayer un nylon y tierra en el baño, que pese al mejoramiento del clima seguía filtrando humedad. ‘Me ayudan mis niños o alguna vecina. Me costó mucho arreglar el techo del baño, porque todo estaba muy húmedo’, apuntó la vecina de Villa El Milagro, Chimbas.
Nancy Maya juntaba tierra en el fondo de su casa y con un balde de albañil y una cuchara trabajaba ayer sobre el techo de su casa, tratando de tapar grietas. A su vez, como no sabía cómo reparar el desprendimiento de unos adobes en una parte de su cocina, tapó el hueco con unas telas. ‘Es lo que puedo hacer ahora. Ya cuando se termine de secar la casa veré cómo hago’, contó.
En villa San Francisco, Santa Lucía, los Miranda estuvieron evacuados en la capillita del loteo durante varios días. ‘Volver no fue fácil porque se quebraron unos palos en el techo y se mojaron muchas cosas. Mis hijas y yo ayudamos a los varones de la casa para arreglar los techos. Esto nos va a llevar tiempo, sólo espero que no vuelva a llover’, señaló Yolanda Miranda.
Pero regresar a las viviendas afectadas también deparó otras tristezas. ‘La gente se roba lo que queda bajo los palos y adobes. A mi me llevaron un lavarropas y las cosas de la peluquería. Es un golpe tras otro’, se lamentó Cristina Saavedra, quien vive en un asentamiento de Calle 13, Pocito.

