Una joven que lee un libro bajo la luz tenue de una vela. Frente a ella, la imagen de su abuelo, rodeada por fotografías del resto de las mujeres de su familia. Esta escena se montó en la sala principal, donde Domingo Faustino Sarmiento recibía a sus visitas. Y que sean todas mujeres las protagonistas de la intervención que armaron en la Casa de San Juan en Buenos Aires, tiene una razón de ser. Sarmiento pasó los últimos años de su vida en esa casa rodeado del afecto de sus hermanas, hija y nietas. Ahora, las autoridades del lugar, a modo de despedida, quieren rendir un homenaje a estas mujeres. La intervención estará abierta al público a partir de mañana.
Esta puesta en escena fue montada en la “Sala de encuentros sociales” y es una habitación muy amplia cuyos ventanales enormes y de estilo colonial dan a la calle Perón. “Esto implica homenajear a Sarmiento como padre, hermano y abuelo”, dijo Nilda Ferreyra, de la Casa de San Juan en Buenos Aires.
En esa casa, el prócer vivió sus últimos años. Significó un lugar de reposo y meditación. Además de rememorar sus años en tierras sanjuaninas. En la muestra, en el centro está su cuadro rodeado por las fotos de sus nietos: Emilia, Elena, Eugenia, María Luisa y también Julio y Augusto. Al pie, están las imágenes de su hija Faustina y su hermana Rosario. En el otro extremo, colocaron un maniquí de una joven caracterizada de época y que representa a una de sus nietas. Es que, según contó Ferreyra, eran muy lectoras como su abuelo. Además, le dedicaban mucho tiempo al arte ya que pintaban, ejecutaban instrumentos e incluso Eugenia llegó a ser una reconocida retratista. Una silla isabelina también forma parte de la intervención. Esta perteneció a la familia Aberastain y fue donada a la Casa por Elvira Ferrari. Según contó Nilda Ferreyra, es seguro que más de una vez, Sarmiento se sentó en esa silla cuando visitaba a la familia amiga.
A este sitio se lo conoció como la “casa de la calle Cuyo”. Hoy es sede oficial de la provincia en Buenos Aires. Y donde buscan recrear un escenario bien sanjuanino, en medio de la gran urbe.
Fue Rosario, la hermana, la que llevó adelante la casa. Sarmiento ya se había separado de su esposa Benita Pastoriza cuando fue a vivir allí. Hoy, el dormitorio que fue de Rosario, funciona como la oficina del gobernador de San Juan. Una de las atracciones es el aljibe ubicado en el centro del segundo patio. Desde un mirador, Sarmiento podía ver el puerto y hasta la Casa de Gobierno. Hoy, ese sector está rodeado de edificios.
En esta casa queda el recuerdo de un hombre escribiendo ‘Dominguito‘ en un patio, parecido al de su casa materna, y en el que medio siglo después de su muerte, funcionaron calabozos de una comisaría.

