La aventurera llevará un "pequeño botiquín farmacéutico", demasiado pequeño según su médico, así como un localizador con el que la vigilarán desde tierra y que permitirá a los curiosos seguir su travesía en tiempo real a través de una página web.

Un nutricionista ha elaborado una dieta específica, capaz de aportarle la energía necesaria y condensar en 30 kilogramos todos los alimentos que ingerirá durante sus aproximadamente ocho semanas de travesía. El secreto: productos deshidratados.

Explica que tuvo que someterse a una preparación psicológica y también a un entrenamiento físico en un gimnasio, no para convertirse en una "super mujer", bromea, sino para fortalecer piernas, espalda y hombros, las zonas de su cuerpo que más se resentirán de las largas horas que pasará sentada en la parte media de su "kiteboat".

Quéméré, quien afirma que la "aventura es bella", debe esperar ahora unos días más antes de iniciar su periplo marítimo, y mientras tanto aguarda con mucha expectativa las sensaciones que le provocará navegar en su bote ligero de 250 kilogramos sin carga. Todo para poder recorrer los más de 7.000 kilómetros entre Perú y la Polinesia francesa.