Julio César Grassi llegó a gozar de una gran popularidad durante la década pasada al calor de una fundación que albergó a miles de niños y adolescentes pobres.

Grassi utilizó sus afinados contactos políticos y empresariales para crear en 1993 la Fundación Felices los niños, que logró integrar unos 6.300 jóvenes.

Bajo el paraguas de esta institución, que recibía abultadas donaciones de empresarios, el padre Grassi pasó a ser cara repetida en los medios.

Grassi nació el 14 de agosto de 1956 en la localidad bonaerense de Lomas de Zamora. A los 14 años se hizo catequista y después comenzó a trabajar en barrios pobres.

En 1987, se ordenó sacerdote. Su fundación creció hasta convertirse en una de las instituciones de obras benéficas que mayor cantidad de dinero manejó en el país.

Pero la suerte comenzó a esquivarle en 1999, cuando se vio involucrado en un caso de presunto fraude contra su fundación por parte de una empresa que tenía como uno de sus principales directivos a Jorge Rodríguez, por entonces novio de la famosa Susana Giménez.

El sacerdote adujo entonces que a Felices los niños le habían dado menos dinero que el estipulado mediante un sistema de concursos telefónicos que se realizaban en el programa de la popular diva argentina. El caso llegó a juicio oral y público, y tanto Rodríguez como sus socios fueron absueltos.

A finales de 2000, denuncias anónimas relacionaron a Grassi con delitos sexuales cometidos contra menores. La causa no avanzó por falta de pruebas, pero en 2002 un programa de televisión incriminaba como pederasta al sacerdote.

El cura se entregó, posteriormente fue excarcelado y pasó sus días en libertad hasta que el 19 de agosto del año pasado comenzó a ser juzgado.