Si bien el secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral, se niega rotundamente a focalizar en alguna empresa en particular y prefiere las consideraciones generales atinentes al sector, lo cierto es que la frecuente alusión a Barrick en algunos medios nacionales no pasa inadvertida en los despachos del Ministerio de Planificación Federal, que conduce Julio De Vido, según trascendió de fuentes calificadas.
La pregunta es la siguiente: ¿por qué algunos dirigentes de gran proyección nacional, como Pino Solanas, insisten en achacarle a la compañía canadiense un poder de lobby semejante como para torcer la voluntad del Congreso en un tema tan sensible como la Ley de Glaciares? Idéntica pregunta se aplica al tema tributario por Pascua Lama.
La lectura que hacen en el Ministerio de Planificación Federal es que la empresa sufre las acusaciones por falta de presencia comunicacional. Citan la analogía con las negociaciones entre países por aranceles aduaneros: siempre termina teniendo la culpa el que está ausente.
Precisamente es la ausencia en los medios de comunicación nacionales lo que critica (silenciosamente y en ámbitos privados) el funcionariado nacional, según dijo el portavoz.
Llamó la atención el mutis de Barrick tras los ataques propinados por Miguel Bonasso al jefe máximo de Barrick, Peter Munk, tras su reunión con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la víspera del anuncio de la construcción de Pascua Lama. En aquel momento, Bonasso tildó de “delincuente internacional” al socio fundador de la firma que explota el proyecto Veladero y ahora suma también al gigante binacional.
La consigna ya habría salido de la Secretaría de Minería de la Nación hacia las empresas, con un tono informal: “Muchachos, salgan a decir las cosas que tengan que decir. Si no, vamos a estar abonados a cuanto operativo se arme en contra de la actividad”.